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miércoles, 24 de octubre de 2007

SOLEDAD..

¿Es la soledad un sentimiento?... ¿Es una necesidad?...

La soledad es un estado definido por el péndulo de la vida. Éste se mueve necesariamente porque algo buscamos y porque tememos una insuficiencia en el alma... miedo a estar solos.

Nadie, en principio, quiere estar solo. Buscamos la vereda perdida, la que nos llevará a otra mente aceptante que nos espera sin saberlo. Eso queremos creer, eso creemos. Miramos a nuestro alrededor y vemos la norma, la deseamos, la buscamos, tenemos la necesidad de jugar todos juntos, de salir juntos, de buscar el alma gemela, de llamarla novia o novio, de compartir con ella, de pensar que ya hemos encontrado la panacea...

En ese momento, creemos a Bécquer... “la soledad es muy hermosa, cuando se tiene alguien a quién decírselo”

Y somos felices... lo somos... lo creemos...

Pasa el tiempo, el tiempo que no tenemos, el tiempo que compartimos, que comparten con nosotros. Nos sentimos vividos, se sienten vividos. Pensamos que son egoístas, piensan que somos egoístas y vislumbramos, la nada...

El péndulo vuelve...

Queremos estar solos... y buscamos... y es cuando creemos a Byron y su... “Sólo salgo para renovar la necesidad de estar solo”.

Pero al final, la física y el tiempo, volverán a hacer de las suyas... el péndulo irá y volverá y estaremos de nuevo perdidos en un deseo que no conseguimos... pero observando de nuevo lo que nos rodea, veremos que la muerte, siempre te acompaña sola, que a los que ves morir, solos mueren y solos se quedan... y solo el que se mantiene vivo, puede seguir pensando en el péndulo... porque en el fondo...

“Vivimos como soñamos: solos” Joseph Conrad.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Digo lo que Viktor: los filósofos son gente triste.
Decir que nos viven es decir que somos perezosos, acomodaticios y hasta egoístas.
Se puede vivir sin melancolía. Lo sé.
Alma

DIÓGENES dijo...

Sí, Alma... entonces... llegados a este punto:

No seamos filósofos, y vivamos...

Anónimo dijo...

La soledad es un estado, en el que todos nos encontramos. Se puede compartir, se puede olvidar, se puede adoptar, se puede disfrutar, se puede odiar... Pero hay que aceptarlo. Estamos solos. Es y será siempre así. No deberíamos engañarnos con mentiras piadosas, no deberíamos intentar ser lo que no somos. Somos solos. Somos uno.

Un beso.

LIA.

Anónimo dijo...

La soledad es la única compañera que estará siempre contigo. Los momentos transcedentales de nuestra vida como el nacimiento y la muerte los hacemos solos. No deja de ser curioso que venimos al mundo en soledad y en soledad nos vamos de él. Mientras tanto, en el tiempo medio entre estas dos realidades, buscamos ansiosamente la relación con nuestros semejantes. No en vano, el ser humano esta hecho para comunicarse con los demás aunque a veces, necesite momentos de soledad para poder reflexionar sobre temas que para él son transcedentales. Permitidme que os ponga un bello poema de Luis Cernuda sobre la SOLEDAD:

Cómo llenarte, soledad,
sino contigo misma...

De niño, entre las pobres guaridas de la tierra,
quieto en ángulo oscuro,
buscaba en ti, encendida guirnalda,
mis auroras futuras y furtivos nocturnos,
y en ti los vislumbraba,
naturales y exactos, también libres y fieles,
a semejanza mía,
a semejanza tuya, eterna soledad.

Me perdí luego por la tierra injusta
como quien busca amigos o ignorados amantes;
diverso con el mundo,
fui luz serena y anhelo desbocado,
y en la lluvia sombría o en el sol evidente
quería una verdad que a ti te traicionase,
olvidando en mi afán
cómo las alas fugitivas su propia nube crean.

Y al velarse a mis ojos
con nubes sobre nubes de otoño desbordado
la luz de aquellos días en ti misma entrevistos,
te negué por bien poco;
por menudos amores ni ciertos ni fingidos,
por quietas amistades de sillón y de gesto,
por un nombre de reducida cola en un mundo fantasma,
por los viejos placeres prohibidos
como los permitidos nauseabundos,
útiles solamente para el elegante salón susurrado,
en bocas de mentira y palabras de hielo.

Por ti me encuentro ahora el eco de la antigua persona
que yo fui,
que yo mismo manché con aquellas juveniles traiciones;
por ti me encuentro ahora, constelados hallazgos,
limpios de otro deseo,
el sol, mi dios, la noche rumorosa,
la lluvia, intimidad de siempre,
el bosque y su alentar pagano,
el mar, el mar como su nombre hermoso;
y sobre todo ellos,
cuerpo oscuro y esbelto,
te encuentro a ti, tú, soledad tan mía,
y tú me das fuerza y debilidad
como el ave cansada los brazos de la piedra.

Acodado al balcón miro insaciable el oleaje,
oigo sus oscuras imprecaciones,
contemplo sus blancas caricias;
y erguido desde cuna vigilante
soy en la noche un diamante que gira advirtiendo a los hombres,
por quienes vivo, aún cuando no los vea;
y así, lejos de ellos,
ya olvidados sus nombres, los amo en muchedumbres,
roncas y violentas como el mar, mi morada,
puras ante la espera de una revolución ardiente
o rendidas y dóciles, como el mar sabe serlo
cuando toca la hora de reposo que su fuerza conquista.

Tú, verdad solitaria,
transparente pasión, mi soledad de siempre,
eres inmenso abrazo;
el sol, el mar,
la oscuridad, la estepa,
el hombre y su deseo,
la airada muchedumbre,
¿qué son sino tú misma?

Por ti, mi soledad, los busqué un día;
en ti, mi soledad, los amo ahora.


Gracias a todos y un saludo.

Anónimo dijo...

No me gusta estar tirado al sol mucho tiempo, así que para dos días, me llevaría un equipo de buceo, nevera llena de hielo con dos botellas de cava y compañia para destrozar la cama.

Si lo de la tienda es para evitar los mosquitos, vale, sino, cambiaría la tienda por antorchas y una manta sobre la arena para contar estrellas.


Zángano

Anónimo dijo...

xddd....qué despiste....

lo siento

Zángano