Cada uno sabe por qué entró en el blog de sexo de el mundo, pero lo que si sabemos todos es por qué nos quedamos algún tiempo. La riqueza de un lugar así casi nunca viene dada por el que nos guía, por el que induce un tema, sino por los comentarios, las aportaciones, las vivencias, que hacen que una vez leídas, o bien, te animen a escribir o bien esperes con avidez la llegada del próximo día.
Yo entré un mediodía, ya no recuerdo qué escribí, por ahí tiene que estar, lo que si recuerdo es que mis puntos hicieron que alguien me contestara, y con ello empezará un cierto diálogo en los que éramos mencionados. El primero que se dirigió a Diógenes, fue YoClaudio, no sé si os acordaréis de él, pero desapareció lamentablemente del blog hace mucho tiempo.
Lo que resume mis relaciones del blog es la gente especial que he conocido. A algunos simplemente leyéndolos, a otros, a través de correos, algunos otros con una conversación telefónica y en contadas ocasiones y en esto he tenido una inmensa suerte, conociéndolos en persona. No me arrepiento de haber conocido a ninguno de esos seres especiales, es más, a algunos les echo mucho de menos.
Me había acostumbrado a entrar a primera hora de la mañana para ver el tema que tocaba, y a continuación dejaba escapar los dedos para en algunas ocasiones intentar ayudar con mi experiencias, aunque en otras me iba por los Cerros de Ubeda, con alguna sandez. Lo que si puedo deciros es que nunca he mentido, y aquello que os he contado como mi experiencia durante tanto tiempo ha sido cierto.
La primera vez que quise poner una opinión me exigieron un pseudónimo. Me acordé de las novelas de Orson Scott Card, las historias de Ender, y pensé en Demóstenes o Hegemón, pero curiosamente al intentar escribir Demóstenes, puse Diógenes... y me dije cínicamente... sea.
Luego vinieron las etapas oscuras del blog, cuando empezaron con las censuras, y la falta de atención para saber llevarlo día a día, pero esta mañana, he visto que aunque muchos de los foreros habían dejado de participar, seguían ahí.
El escribir diariamente me hizo también embarcarme en otras aventuras. Una es este blog de reciente creación, que junto al de Viktor, y creo que el de algunos otros, ha servido de unión para seguir hablando, compartiendo, encontrándonos...
La otra aventura es un proyecto que, pienso, pronto verá la luz. Y es un “libro” y lo pongo entre comillas porque esta palabra me da mucho respeto. “El retiro de Diógenes” es una historia en el tiempo, de un otoño a una primavera, y viene a resumir mis pensamientos, mis experiencias, mi forma de caminar por la vida. En un principio mi único objetivo eran dos lectores, mi mujer y mi hija, para que ellas supieran siempre quién era yo, pero algún buen amigo me ha convencido para hacer algo más grande el círculo, y por eso, quizás algún día veáis el título que os he dicho, junto a un nombre que no os sonará de nada. Sí, seré yo.
He pensado en nombrar a todos aquellos que os habéis cruzado en mi camino, pero tengo la inmensa preocupación de dejarme algún nombre. A ti, Happy, si que te nombro, simplemente porque eres el mejor de casi todos nosotros, y no lo digo por tus tendencias, creencias, o habilidades sexuales, lo digo por tu humanidad.
En fin... ya explico en este blog, lo que son los puntos suspensivos para mí, no lo volveré a repetir, y os habréis dado cuenta que en este recuerdo, he sido comedido.
Aquí seguiré viniendo, aquí os esperaré a todos aquellos que lo deseéis. Pensad que si a pesar del tiempo, hay algo que nos sigue uniendo, es que, realmente, algo hay en común... búsquedas, anhelos, sentimientos, formas de vivir la vida... llamarlo como queráis...
Saludos, besos, y abrazos, para todas, y todos...
Diógenes.