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jueves, 31 de enero de 2008

LÁGRIMAS...



Lágrimas de tristeza o de alegria. Lágrimas que resbalan por los ojos enseñando un sentimiento escondido. Lágrimas que publican, que oscurecen una mirada nuestra, y se derraman sin permiso.


Lágrimas que desprecian el orgullo de aquel que no quiere perderlas, sin saber que son gotas saladas, vehículo del alma, que solo además en la mar encuentras.


Símbolo de la verdad que a los mortales nos enseña una realidad que entristece y vistas como llegada de sonrisas, cuando ya no hay más, y es en la última cuando brotan las gotas de la feliz meta.


Porque las lágrimas nunca nos rescatan de un sueño que no queremos vivir, de aquello que no deseamos que pase. Pero sabed que la amargura de las lágrimas no está en las derramadas, sino en las que no se derraman.


Como dijo San Agustín, las lágrimas son la sangre del alma.


Yo una vez debí llorar y no lo hice. Las lágrimas se secaron antes de ser derramadas y se convirtieron en una costra de mi alma. ¿Acaso fui valiente en su día por no llorar? No, fue algo mucho más sencillo... no pude.


¿Os acordáis vosotros de las últimas lágrimas no derramadas?



LLORAR? ¿POR QUÉ?


Este es el libro de mi dolor:
lágrima a lágrima lo formé;
una vez hecho, te juro, por
Cristo, que nunca más lloraré.
¿Llorar? ¿Por qué?
Serán mis rimas como el rielar
de una luz íntima, que dejaré
en cada verso; pero llorar,
¡eso ya nunca! ¿Por quién? ¿Por qué?
Serán un plácido florilegio
un haz de notas que regaré
y habrá una risa por cada arpegio,
¿Pero una lágrima? ¡Qué sacrilegio!
Eso ya nunca. ¿Por quién? ¿Por qué?


AMADO NERVO

martes, 29 de enero de 2008

MIRADAS...

Hay miradas escondidas, miradas frágiles, miradas compulsivas, miradas provocadoras, miradas atentas, miradas que no miran... miradas sonrientes, miradas románticas, miradas tristes, miradas que olvidan... miradas de desprecio, miradas de culpa, miradas de pena, miradas que no perciben, que ignoran aquello que tienen delante.

Cuando estamos hablando con alguien hay veces que miramos a los ojos, y otras no... hay veces que el mensaje va dirigido sin prestar atención. En ocasiones, nos miran, y no somos capaces de mantener la mirada. Otras veces, paseamos con la mirada perdida, sin ver, sin ser conscientes de lo mirado, y en un momento determinado, nos encontramos con otra mirada, también perdida. Una de las dos siempre vence...

Como dijo Antoine de Saint-Exupery, “Para ver claro, basta con cambiar la dirección de la mirada”.

¿Os hacen bajar la mirada o sois capaces de mantenerla independientemente de quién tengáis delante? ¿Miráis a los ojos de quien habláis, o guardáis este premio para muy pocos?


Te vi un punto y flotando ante mis ojos
la imagen de tus ojos se quedó,
como la mancha oscura orlada en fuego
que flota y ciega si se mira al sol.

Y dondequiera que la vista clavo
torno a ver sus pupilas llamear;
mas no te encuentro a ti, que es tu mirada,
unos ojos, los tuyos, nada más.

De mi alcoba en el ángulo los miro
desasidos fantásticos lucir:
cuando duermo los siento que se ciernen
de par en par abiertos sobre mí.

Yo sé que hay fuegos fatuos que en la noche
llevan al caminante a perecer:
yo me siento arrastrado por tus ojos,
pero adónde me arrastran no lo sé.

Fragmento de Rimas, de G. A. Bécquer


Dicen un proverbio árabe que quien no comprende una mirada tampoco comprenderá una larga explicación, pero fue Bécquer, el de las anteriores rimas, quien le puso precio a una mirada: Por una mirada... un mundo.

domingo, 27 de enero de 2008

JUNG...



Ánima sencillamente significa en latín, alma. Pero fue Jung, en su psicología analítica quién le dió otro significado, lo definió como el aspecto femenino presente en lo inconsciente de los hombres, la imagen reflejo de una mujer que está presente en los sueños y en las fantasías de un hombre. El ánima representa una imagen viva del alma y los contenidos espirituales de la persona, por lo cual se siente enteramente dependiente de ella. Jung, sólo aplica sus definiciones de ánima al llamado imaginario másculino. Es en la psique femenina, donde el aspecto másculino presente en las mujeres lo denominó ánimus.


Jung destaca cuatro fases en el desarrollo del ánima:


La primera, sensitiva y biológica la identifica con Eva.
La segunda, con elementos sexuales, además de románticos, la simboliza como Helena.
La tercera, de sentimientos más espirituales donde se establecen relaciones durareras, la identifica con María.
Y la cuarta, identificada como Sofía, es donde se alcanza la sabiduría trascendente, y donde el ánima se encarga de llevar contenidos de la inconsciencia a la consciencia.


¿Y este rollo para qué? Pues para decirnos que la tendencia natural de todo hombre es la de proyectar los contenidos de su ánima en una mujer real.


Jung, así mismo le pone cuatro fases al desarrollo del ánimus:


La primera, etapa representada por el poder físico, cuyo símbolo era Hércules.
La segunda, el ánimus se carga de iniciativa, independencia y desarrollo intelectual y económico, denominándolo Apolo.
En la tercera etapa el ánimus se transforma en la palabra y lo simboliza con un profesor o un sacerdote.
Y en la cuarta, en su mayor manifestación, la mediación de los contenidos inconscientes y conscientes, lo denomina Hermes.


La tendencia natural en una mujer es la de buscar los contenidos de su ánimus en un hombre real.


Complicadas son todas las búsquedas, digo yo. Pero, ¿qué es lo que buscaís las mujeres en los hombres y viceversa?

jueves, 24 de enero de 2008

INEVITABLE...



Ni siquiera aquel viaje a caballo había sido mencionado en El libro negro de Camarthien, pero allí se encontraba Uther, con su pasado anclado.


Atrás quedaban los estandartes de colas de dragón, las sonrisas de Igraine y lejos quedaron las batallas y el castillo del duque de Cornualles.


El páramo estaba vacío y la mirada atrás sin pasado. Sólo el viento golpeaba su cara, y Uther sabía que nada más salir de aquel poblado donde reinaba Eolo, solamente le quedaba cabalgar, hacia delante.


Y en el horizonte, el único horizonte posible, una línea verde que según Uther se acercaba y crecía por momentos convirtiéndose en un muro infranqueable.


Uther recordó aquella cripta de la noche, donde las almas errantes de vida se reunían para hablar de presentes. Miró al cielo para ver si seguía estando aquella estrella que una vez le habló de extrañas palabras, de caminos y momentos, pero no consiguió verla. Solo recordó que fue él, quien la había abandonado. Él, quien no supo cuidar de ella, ahora quería decirle que ya cabalgaba hacia su destino, mas no podía. Nunca más podría decírselo.


El caballo no temía su galopar, y Uther volaba con él. El destino fue firmado en ese momento. Uther pensó que si aquello estaba escrito, el muro verde, enorme, espeso, sin dejar ver si había otro lado, sería su fin. Y continuó decidido. El choque era inevitable. El camino era único y la esperanza no creída. Notó que entraba entre las ramas. Oyó ruidos infinitos y luego, un silencio.
Era de noche aún.


Uther, estaba al otro lado. El camino que se perdía en el muro, continuaba. El cielo volvió a iluminarse de pequeños puntos, y se paró a observarlo. Pero aquella estrella nocturna, había desaparecido. Ya no estaba, para siempre.


Todos fuimos Uther en alguna ocasión. Todos tuvimos que decidir aunque hubiéramos querido mirar a otro lado. Todos en algún momento aceptamos el órdago de la vida, y decidimos cabalgar contra el muro. Cualquier cosa antes que decidir hipotecar nuestra vida irremediablemente.

¿Habéis tomado alguna vez un camino inevitable, el difícil, aun sabiendo que podía ser fatal? ¿Os habéis lanzado hacia un muro, olvidando todo lo que os rodeaba, con la convicción de que la vida, era vuestra y de nadie más? ¿O sois de los que siempre miráis a otro lado y habéis elegido ser vividos?


Yo hubo un día que me lancé. Que no me importaron sus consecuencias, que fui fiel a mi destino, pero cruel con mis estrellas. Lo tuve que hacer, para vivir mi sueño. Pero ahora, lo vivo, y tiene nombre. Se llama Virginia.


Y a aquella estrella de la noche, que sé que brilla, aun sin verla, porque nunca dejará de brillar, sólo me queda leerla uno de mis poemas favoritos... de Borges:


“La cierva blanca”


¿De qué agreste balada de la verde Inglaterra,
de qué lámina persa, de qué región arcana
de las noches y días que nuestro ayer encierra,
vino la cierva blanca que soñé esta mañana?


Duraría un segundo. La vi cruzar el prado
y perderse en el oro de una tarde ilusoria,
leve criatura hecha de un poco de memoria
y de un poco de olvido, cierva de un solo lado.


Los númenes que rigen este curioso mundo
me dejaron soñarte, pero no ser tu dueño;
tal vez en un recodo del porvenir profundo


te encontraré de nuevo, cierva blanca de un sueño.
Yo también soy un sueño lúcido que perdura
un tiempo más que el sueño del prado y la blancura.


J.L.BORGES.

martes, 22 de enero de 2008

ESCALERAS...

Hace unos días volví a casa de mis padres, ahora sin nadie, donde viví mi infancia.

Es una casa de seis pisos más el bajo, ascensor, y una ancha escalera que sube y baja pegándose a las paredes, dejándo un hueco en el vacío que une los pisos. Cada piso tiene seis puertas.
Yo no tenía que subir sino bajar. Vivía en el bajo, el septimo piso. Desde la calle, desde el portal, subía un tramo de escaleras para luego, pasando al lado de la porteria bajar un piso por estas escaleras de frío mármol y piedra, recorriendo tres tramos, cambiando de dirección en cada uno de ellos, mientras iba bajando, a derechas.

Esa tarde bajé despacio, con mi hija, y mientras, notando ese silencio solo roto por nuestros pasos, me hizo sentir un frio helado de recuerdos. Me agradaba sentir mis pasos. Me gustaba estar por donde iba, pero como un sueño no olvidado se venían imágenes a mi mente.

Yo tenía diecisiete años cuando murió mi abuelo, nacido con el siglo pasado, en 1900, como mi otro abuelo y murío a pocos pasos míos, en su habitación. Los infartos pasados, y sus enfermedades, no le dieron tregua ese veintidos de diciembre, y como cruel lotería, le hizo expirar en su cama, en la casa donde había vivido la mayor parte de su vida.

Diez años después, el filo ruido de la muerte en estertores se llevo una madrugada a mi madre, que dormía en la habitación de al lado, junto a mi padre. Ella nunca estuvo en una cama de hospital, enferma. La unica vez quizás fue cuando yo nací.

Los dos velatorios fueron constumbristas, de anteriores épocas, en casa. Esos dos ataudes salieron por la misma puerta, despues de noches tristes, mirándonos unos a otros, sin saber que decirnos, sin vernos las caras por los lamentos y las lágrimas. Ataudes que subieron por las escaleras, hasta llegar al piso de la calle. Recorriendo los tres tramos empinados, para luego llegar a los pasillos que nos llevaban al portal. Un camino que no era distinto, pero sí para siempre.

¿Seguimos bajando o no?, me dijo mi hija.

Sin querer, me había parado.

La muerte no sabe de domicilios, no sabe de direcciones, pero, si pudierais saber desde donde dejar esta vida, ¿desde dónde escogeríais?

domingo, 20 de enero de 2008

SINCERIDAD...



La palabra sincera viene del latín sincerus, que quiere decir puro, sin mezcla. Pero hay otro origen que la sitúan en Roma. El trabajo de esculpir era delicado, y en ocasiones, la necesidad de esculpir más rápido daba lugar a errores. Aquellos escultores que querían esconder sus fallos, los tapaban con cera. Los buenos escultores definían a su obra como sin cera, para demostrar su calidad. Lo que uno veía era lo cierto, no había nada que ocultar. Otro origen lo tenemos en ayudarse de la cera para dar un tono dorado imitando al oro. Las sin cera eran las puras.


La sinceridad es un modo de expresarse libre de fingimiento. Es un valor que hipócritamente exigimos a los demás y menos veces lo utilizamos. Para ser sinceros debemos procurar decir siempre la verdad, esto parece muy sencillo, pero en la vida hay situaciones que cuesta mucho más de lo que se cree.


Decía Quevedo que no se debía demostrar la verdad desnuda, sino en camisa. Y es el tacto lo que debía acompañar a la sinceridad.


Y digo yo, para que me llevéis la contraria, ¿es la sinceridad una virtud o un defecto?
Mientras lo pensáis, escuchad “lie to me” de Depeche Mode. Dice algo de la sinceridad.


Come on and lay with me

Come on and lie to me

Tell me you love me

Say I'm the only one

Experiences have a lasting impression

But words once spoken

Don't mean a lot now

Belief is the way

The way of the innocent

And when I say innocent

I should say naive

So lie to meBut do it with sincerity

Make me listen

Just for a minute

Make me think

There's some truth in it

Promises made for convenience

Aren't necessarily

What we need

Truth is a word

That's lost its meaning

The truth has become

Merely half-truth

So lie to me

Like they do it in the factory

Make me think

That at the end of the day

Some great reward

Will be coming my way.

jueves, 17 de enero de 2008

GÜISQUI...

No suelo ser bebedor en solitario. A excepción de alguna cerveza rescatada de la nevera, cuando se vuelve de la vorágine diaria.
Es en verano, en aquel pueblo fronterizo burgalés desde donde se ven las tierras y el mojón soriano, donde por las noches, tras la cena, recorremos las casi oscuras calles para tomar el camino de tierra sin iluminar, mientras apreciamos la multitud de puntos luminosos estrellados antes de llegar al bar.
Un café, un pacharán, y una partida de mus o alguna interesante charla sobre cualquier tema... qué más se puede pedir.
Tomamos el café, el pacharán, y ya jugando o charlando surge la pregunta, ¿Qué queréis tomar?... uhmmmm... he variado este gusto durante muchos años. He pasado por muchas combinaciones que al final me han terminado cansando. Hubo épocas de ginebra con coca-cola, güisqui con limón, ron tostado con limón...
Pero mi gusto que no cambia, es por lo mismo. Por la malta, la buena malta de esos güisquis cuyos gustos son separados por profundos valles escoceses "glen", que una vez tuve la suerte de recorrer. Casi no recuerdo la noche escocesa, fui en verano, y a las doce de la noche aún había luz. Esas tierras verdes contrastaban con la negrura de las aguas del lago Ness. Sí, una vez navegué por aquellas aguas, y no apareció el monstruo. Ya os lo contaré algún día.
Sí, hay un gusto que no me cambia. Y es saborear de dedo en dedo, un buen güisqui con algo de hielo.
¿Tenéis alguna bebida favorita para este fin de semana?

miércoles, 16 de enero de 2008

MANÍAS...


En la mitología, Manía era la personificación de la locura. Era equivalente a las Erinias y otros genios infernales, como Ate, o el Error, mitad dioses, mitad abstracciones. La Manía era enviada a quienes no observaban los ritos, para volverles locos, precipitarlos en las catástrofes o a cometer crímenes.

Coloquialmente, reconocemos las manías en muchos detalles, sin ser tal locura.

Recuerdo a mi madre todas las noches repitiendo varias veces la misma comprobación. Miraba la llave del gas en la cocina, para luego, recorrer el pasillo y revisar otra llave parecida en el contador del gas, en la entrada. Alguna noche, la veía levantarse para hacer los mismos movimientos.

La manía tiene varias acepciones. En este caso me refiero a esa preocupación caprichosa por una cosa determinada.

Yo no he heredado la misma, aunque reconozco que tengo manía en comprobar las cosas que previamente he cerrado: la puerta de una casa, la de una coche...

A alguien le he oído decir que pensaba que le deseaban el mal, o la mala suerte... tenía manía persecutoria, preocupación maniática de ser objeto de la mala voluntad de una o varias personas.

¿Os persiguen las manías?

lunes, 14 de enero de 2008

OLVIDO...

Lete, el Olvido, era hija de Éride, la Discordia, y madre de las Cárites, las Gracias. Había dado nombre a una fuente situada en los infiernos, la Fuente del Olvido, de la que bebían los muertos para olvidar su vida.

Hasta el mismo Platón, comentó este hecho, donde las almas bebían de este brebaje que les borraba la memoria de todo lo que habían visto en este mundo subterraneo, antes del volver a la vida.

Luego fueron los poetas los que alegoricamente se refirieron al olvido como hermano de la Muerte y del Sueño.

El olvido se arraiga dentro de nosotros. En algunos casos no queremos olvidar y en otros lo deseamos.

Con la muerte de don Ángel González desaparece un poeta del siglo pasado, una figura del Madrid que poeticamente todavía hablaba de generaciones. Comparto con vosotros uno de sus poemas donde hablaba del olvido. Pero ante, decidme ¿sois capaces de olvidar?

MUERTE EN EL OLVIDO

Yo sé que existo
porque tú me imaginas.
Soy alto porque tú me crees
alto, y limpio porque tú me miras
con buenos ojos
con mirada limpia.
Tu pensamiento me hace
inteligente, y en tu sencilla
ternura, yo soy también sencillo
y bondadoso.
Pero si tu me olvidas
quedaré muerto sin que nadie
lo sepa. Verán viva
mi carne, pero será otro hombre
-oscuro, torpe, malo- el que la habita...

Angél González.

viernes, 11 de enero de 2008

APRENDER, APREHENDER...


Aprender es el proceso de adquirir habilidades, conocimientos, valores, a través del estudio, la experiencia o la enseñanza. Se aprende a nadar, se aprende inglés, se aprende una poesía de memoria, pero...

Aprehender, no es lo mismo. Aprehender, es llegar a entender, asimilar inmediatamente. Por ejemplo, se aprehenden o no las lecciones de un profesor, se cogen o no, a la primera...

Aristóteles, fue un filosofo griego que vivió hace mas de dos mil trescientos años y se le considera un padre del llamado pensamiento occidental. A pesar de ser discípulo de Platón, se distanció de la postura idealista para perseguir otra más realista. Y fue el que planteó la posibilidad de aprehender la realidad a través de la experiencia... se centró en los estudios científicos y en la observación de la Naturaleza...

A mí siempre me ha gustado observar la Naturaleza, y dejo la experiencia a intentar vivirla y aprender de ella. Dejo el aprender para la experiencia inmediata, y utilizo el aprehender en esos paseos perdidos por el campo. Soy un animal solitario...

¿Pensáis que la vida está para aprender de ella o no hay nada que podamos aprehender ya que todo está escrito?

miércoles, 9 de enero de 2008

MENTES ESCLAVAS...


La vida es un mundo de regalos. Muchas veces los regalos son desproporcionados, ambiguos, sin un significado material. Pero son regalos que nos hacen esclavos.

Nos bajamos un escalón en la escalera de la autoestima. Nos vemos inferiores. Miramos hacia arriba, y lo que vemos, nos obliga a callar y bajar la cabeza. Cuando esto ocurre, ya somos autómatas creados, somos seres dependientes.

La frase no nos importaría. Lo dicho sería inútil si viniera de otra boca. Pero cuando lo oímos de quien nos posee, nos sentimos cautivos, y ya no actuamos como nosotros mismos, sino como marionetas manejadas. Nos creemos alimentados por un soma particular que en lugar de hacernos felices, nos aprisiona, nos encadena a los designios de aquel al que le permitimos la tiranía. Aquel que cualquier cosa que diga, nos hará tender hacia un precipicio o hacia una falsa tranquilidad, y ya no veremos más que su camino. Nos hará sufrir todo lo que desee, nos manipulará a su antojo, y si el déspota es consciente de su arma, será el gobernante de nuestra vida.

No puedo hacer esto por el qué dirán... No puedo dejar de hacer lo otro porque mi padre, mi madre, mi hermano, no me lo perdonaría... No debo llevarle la contraria porque es mi mejor amigo... Por mucho que me deprima pasar por el aro, tengo que hacerlo porque en caso contrario me sentiré peor... No quiero ir a esa comida, pero he de ir... Tengo que aguantar estoicamente callado aquello que no le perdonaría a nadie más... Me gusta este traje que me he comprado pero mi madre me ha dicho que no me sienta bien, y ya no me veo bien, no estoy a gusto... Es una chica preciosa, pero tendré que dejar de salir con ella, porque a mi familia no les cae bien...

¿Hasta cuando vivir así? ¿Siempre? Pues, ya estamos muertos, o lo que es peor, vividos.

¿Seguís todavía siendo presos o estáis ya dispuestos a vivir?

jueves, 3 de enero de 2008

REYES...

Por fin está llegando mi fiesta.

La que nunca se celebró en mi casa después de mis cuatro años.

Esa edad tendría cuando en medio de una “multitud de me lo pidos” y frente al escaparate de una juguetería, mi padre, capaz de regalar su mente a quien decidiera tomarla aun siendo mentes más vacías que la suya, decidió que su mandato impuesto por un dios genocida creador de un reino particular, no podía permitir que un niño de cuatro años pudiera soñar con los reyes magos. Así que, me lo soltó.

Qué bestia, le espetó una mujer que había a nuestro lado.

Ya no tuve juguetes el día de reyes por aquella época.

Eso sí, mi padre, jactándose de nombrado arreglador de juguetes de segunda mano, me compraba en las rebajas posteriores todo aquello que le faltaba o una rueda, o un brazo, o una ficha... aunque, a mí, ya no me importaban esas faltas materiales. Lo que me faltaba, se había quedado ante aquel escaparate.

Un día, aquel niño se hizo padre.

Y mi ilusión es la ilusión de mi hija. Ese brillo en sus ojos, esa expectación, esa espera deseosa, ese sueño. No, yo no la despertaré. Es más, la niña me ayuda a hacer mi propia carta, y claro que pido... me lo pido todo.

Me pido salud para los que quiero, sonrisas infinitas, felicidad constante, y sobretodo, que se cumplan todos sus sueños porque, sus sueños, son mis sueños.

¿Y vosotros qué os habéis pedido?

P.D. Nos vemos el martes. Qué os traigan muchas cosas.

martes, 1 de enero de 2008

AÑO NUEVO...

Mañana miércoles no iré al trabajo. Tengo el día libre gracias a dos días de vacaciones que aún quedaban. Cogeré a mi hija y a mi sobrino, y nos iremos a hacer experimentos al Cosmocaixa… les invitaré a comer y pasaremos un buen día.

Hoy celebro el nuevo año en casa de mi primo. Les he pedido el ordenador, Internet, y con una copa de malta con unos pocos hielos, he buscado un poema que conocía… Año Nuevo de Rubén Darío. Lo subo al blog, para compartirlo con vosotros. El viernes quizás vuelva. Es una semana atípica, extraña. Esta noche me fundiré en mi libro revisado, próximo ya a la maquetación. Un nuevo año, nuevos proyectos… ¿diferentes vidas?... una parte más del camino.

Año Nuevo (Rubén Darío)

A las doce de la noche, por las puertas de la gloria
y al fulgor de perla y oro de una luz extraterrestre,
sale en hombros de cuatro ángeles, y en su silla gestatoria,
San Silvestre.

Más hermoso que un rey mago, lleva puesta la tiara,
de que son bellos diamantes Sirio, Arturo y Orión;
y el anillo de su diestra hecho cual si fuese para
Salomón.

Sus pies cubren los joyeles de la Osa adamantina,
y su capa raras piedras de una ilustre Visapur;
y colgada sobre el pecho resplandece la divina
Cruz del Sur.

Va el pontífice hacia Oriente; ¿va a encontrar el áureo barco
donde al brillo de la aurora viene en triunfo el rey Enero?
Ya la aljaba de Diciembre se fue toda por el arco
del Arquero.

A la orilla del abismo misterioso de lo Eterno
el inmenso Sagitario no se cansa de flechar;
le sustenta el frío Polo, lo corona el blanco Invierno
y le cubre los riñones el vellón azul del mar.

Cada flecha que dispara, cada flecha es una hora;
doce aljabas cada año para él trae el rey Enero;
en la sombra se destaca la figura vencedora
del Arquero.

Alredor de la figura del gigante se oye el vuelo
misterioso y fugitivo de las almas que se van,
y el ruido con que pasa por la bóveda del cielo
con sus alas membranosas el murciélago Satán.

San Silvestre, bajo el palio de un zodíaco de virtudes,
del celeste Vaticano se detiene en los umbrales
mientras himnos y motetes canta un coro de laúdes
inmortales.

Reza el santo y pontifica y al mirar que viene el barco
donde en triunfo llega Enero,
ante Dios bendice al mundo y su brazo abarca el arco
y el Arquero.