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miércoles, 10 de octubre de 2007

AQUEL CRUCIFIJO...


La primera vez que eché en falta a dios fue cuando murió mi madre... sí, fui egoísta con ese pensamiento, pero en el fondo era mi dios...

Hablo de ese dios que me presentaron cuando iba a clase... cuando me sentaba en esos pupitres de madera gastada, con una gran pizarra ante nosotros y con un gran crucifijo a un lado...

Nos hacían creer en ese ser omnipotente que nos había puesto como marionetas en un mundo creado por él... para examinarnos de una bondad que él... como dios... ya debía conocer al final... y entonces, ¿para qué?

No, no entendía nada...

Gracias a dios... ocurre esto... me decían, gracias a dios no ocurre lo otro... y yo, me encogía de hombros sin saber que pensar... me sentía parte de un escenario creado por un ser que jugaba conmigo...

Por otro lado, analizaba lo complicado que era todo... y ya no todo, sino lo complicado que era lo que crecía dentro de nosotros... los pensamientos... el raciocinio ese que me costaba tanto entender en filosofía... y me paraba a pensar en la existencia...

Lo único que existe es la llama de nuestras vidas, mientras no se extinga, me decía...

Dadme alguna razón para seguir pidiéndole algo a Dios... a ese Dios con mayúsculas... a ese Dios que no es el que nos han explicado... porque.. si hay razones, habrá existencia... pero si no las hay... decidme qué hay.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo sólo le pedí una cosa y durante un tiempo. Fue una petición cobarde y con el conocimiento de su no existencia. Asi que, al final, tengo que reconocer que no era una petición real.

Creo que pedirle algo, creer en él, es lo fácil. Lo dificil es no creer. Ser responsables de nuestra vida hasta sus últimas consecuencias. Pensar que existe el azar y la providencia, los sucesos inexplicables, las malas personas, el dolor gratuíto, la felicidad responsable... que lo que nos pasa es responsabilidad de la humanidad. Es fácil pensar que lo bueno y lo malo lo provoca otro ser, y que además siempre hay una razón. Pero por qué siempre hay una razón?Por qué tiene que haberla?

Realmente podemos pedirle de todo, pero si eso que pedimos al final se cumple, lo conseguimos, será por nuestro esfuerzo hacia la consecución de un fin, no por un milagro.

Un beso.

LIA.

Anónimo dijo...

No hay ningún Dios ni ningún dios al que pedirle nada. No hay sentido ni orden ni necesidad en el Universo. Simplemente existimos: procuremos disfrutar de ello.

Anónimo dijo...

Fui a catequismo (lo enseñaba una señora del pueblo, la escuela en Francia es laica y hay cursos de religión) por curiosidad, porque iban mis amigos. Debía tener 7 o 8 años y después de un rato lo deje. Cuando me preguntaron porque, les dije que me he estaban tomando el pelo y no me creía sus cuentos...

Me interesa la religión principalmente por los pedazos de historia que contienen sus libros sagrados pero nada mas.

Snowhite

Anónimo dijo...

Malos recuerdos me invaden de aquella época donde el dudar suponía el castigo, donde no había opción a preguntar ni preguntarnos por la existencia de lo que existía nada más que en las mentes de los que no cuestionan. Los mismos que nos hacían ser temerosos de que las malas acciones en vida, se tornarán en toda una infinidad de tormentos después de la muerte, y como la muerte siempre ha estado presente, nadie quiere creer que simplemente es eso, dejar de vivir, y que detrás, no hay nada.

Zángano

Anónimo dijo...

No sé si existe Dios, ni tampoco sé si no existe. En cualquier caso afirmar o negar la existencia de un supuesto Dios no es algo que me preocupe ni que ocupe parte de mi tiempo.
Lo que sí parece ser cierto, como dice Viktor, es que existimos. Y esa existencia la percibo como finita y siempre en presente. Por tanto, procuro existir en "equilibrio" conmigo misma y con los demás seres y, sencillamente, vivir lo mejor que pueda y sepa, siguiendo la simple norma de no "dañar" a ningún ser vivo, empezando (como no) por mi misma.

Anfar