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lunes, 22 de octubre de 2007

PLEASE...


Hoy es un lunes apático, de los de siempre...

Me he levantado sin pensar en nada...

Unos segundos antes, soñaba que estaba en una gran habitación desde donde se podía mirar a lo lejos... y recuerdo que miraba...
Más tarde, venía en el metro y escuchaba esta canción:


"Please, Please, Please,
Let Me Get What I Want"

Good times for a change
See, the luck I’ve had
Can make a good man turn bad

So please, please, please
Let me, let me, let me
Let me get what I want this time
Haven’t had a dream in a long time
See, the life I’ve had
Can make a good man bad

So for once in my life
Let me get what I want
Lord knows, it would be the first time
Lord knows, it would be the first time

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Mucha gente te dice "ten cuidado con lo que deseas, porque puede que lo consigas". Y, en cierto modo, tienen razón.

Lo que nos hace avanzar, evolucionar, ir hacia delante, es el deseo. El deseo de algo mejor, para ti y los tuyos. Supongo que siempre nos queda algo por conseguir, pero imaginemos que lo conseguimos todo. Que conseguimos todo lo deseado, que no quede nada por lo que luchar. Qué pasaría entonces? Qué buscaríamos? O nos quedaríamos en el deseo satisfecho?

Siempre he pensado que la felicidad radica en no desear demasiado. Tener unas expectativas realistas, no soñar con lo imposible, aceptar lo que se consigue como un logro importante...Porque, aunque no lo veamos al instante, cada pasito que damos hacia la consecución de un fin, es un fin en sí mismo. La frustración y la impaciencia son las causas de nuestra infelicidad.

Un beso.

LIA.

DIÓGENES dijo...

LIA,

No me imagino haber conseguido todo, el no desear encontrar...

No creo que nunca me sienta lleno y no vivido... quiero ser yo el que se beba la vida, sin ahogarme en ella...

Seré un inconformista, un insatisfecho, o simplemente es que vea la vida como algo imposible de disfrutar plenamente...

Quizás es que sea un egoista...

Y quiera que los momentos, o esas medidas de felicidad que nadie nos puede quitar, sean unidos en el tiempo... se conviertan en un aquí y ahora constante...

Tampoco vivo en agonía... no busco insaciablemente... me suelo conformar con lo que encuentro y me hace feliz... pero eso no me hacer parar y quedarme quieto...

No hablo sólo de deseo, sino simplemente de vivir... no soy impaciente, y la frustración nunca me ha invadido, pero eso no quita que esté abierto a percibir, a sentir, lo desconocido...

Un beso.

Anónimo dijo...

Gran canción, Diógenes, durante mucho tiempo fue uno de mis himnos, pero, cuidado, es peligrosa. Esa complacencia en el dolor y ese gusto por la queja nos han perdido siempre a los dolientes, porque han alejado de nosotros a los alegres, a los que ensombrecíamos con nuestra tristeza. No puedo decir con justicia que "Lord knows it would be the first time": he conseguido muchas cosas, y tengo la capacidad para conseguir lo que quiera. El problema puede ser justamente la falta de deseos: empeñarse en algo con intensidad y fracasar es parte de la vida, te hace sentir. La desidia (no confundir con la ataraxia) es la verdadera enemiga. Hay bellos fracasos que podré relatar siempre, orgulloso de mi atrevimiento y digno en la derrota. Hay, por contra, épocas de tranquilidad en las que nada malo ocurría, y de ellas no me queda recuerdo alguno.

Besos,

V.

DIÓGENES dijo...

Si, Viktor, las derrotas son parte de la épica... y dejar los sueños a la lírica, es en parte, no hacer nada...

Tristes son los libros en blanco, los que no dicen nada, o bien porque nada se ha escrito o bien porque alguién se ha llevado las palabras...

Estoy contigo en que de nada sirve la queja, y menos, esa queja dicha en voz alta para ser oida por nosotros mismos...

En cuanto a la falta de deseos... ¿no es eso la muerte en vida?

Un saludo.

Anónimo dijo...

No concibo la frustración como el fracaso de no haber obtenido lo que se ha luchado, sino como el hecho de no haberlo intentado. Nuestra vida está plagada de victorias y derrotas, pero la frustración es algo que se instala en nosotros por no haber intentado si quiera llevar a cabo alguno de nuestros deseos. Porque muchas veces ganar o perder no es lo importante, lo importante es haber tenido el valor de intentarlo.

Yo tampoco puedo vivir sin buscar. Sin desear. Sin vivir, al fin y al cabo.

Un beso.

LIA.

Anónimo dijo...

Hay una frase que dice "Somos lo que pensamos" y va en la línea de la que escribía LIA.
Cuando yo escuché esa frase por primera vez no le presté mayor atención. Con el tiempo he caído en la cuenta que encierra una gran "sabiduría".
Parece ser que nuestro sistema inmunitario aumenta o disminuye en función de la "calidad" de nuestros pensamientos. Los llamados optimistas padecen menos infecciones, por ejemplo, que los llamados pesimistas, al menos eso afirma una amiga que es médico.
Aunque sé que la frase va aún en una línea más profunda, al menos aunque sea por razones de salud física (cuánto más si son cuestiones de salud psíquica)sí que creo que podemos "cribar" nuestros pensamientos. Y en ese sentido procuro no "pelearme" con los pensamientos llamados negativos, pero tampoco les doy "confianza" para que permanezcan de invitados mucho tiempo en mi cabeza.
Ya sabemos que uno es lo suficientemente libre como para elegir a los "invitados" que se acercan hasta nuestra casa.

Un abrazo

Anfar

Viktor dijo...

Es al revés, Anfar: la gente más sana suele ser más optimista. La realidad más profunda es lo físico, lo mental es resultado de procesos físicos. Aunque, claro, hay una influencia mutua, desde el momento en que lo que llamamos "mente" no es sino una parte del cuerpo, pero los "pensamientos" como entidades etéreas no pueden desencadenar nada, son, en todo caso, los procesos químicos los que subyacen los responsables de todo. Si es que realmente el estado de ánimo o la predisposición mental influyen en algo, que vaya Ud. a saber.

Anónimo dijo...

La felicidad radica en la sencillez. Cuando nos vemos libres de las ataduras que nos ponemos. No se trata de desear sino de tener todo lo que necesito dentro de mí. Compartir aquello que poséo con las personas por las que siento algo de amor o cariño. Desear siempre te hace dependiente de aquello que deseas y por lo tanto, esclavo de tu deseo. El dominio de las pasiones (el deseo es una de ellas), te hace fuerte e independiente. La no dependencia de los demás y de lo que nos rodea, crea la felicidad. Te has liberado de aquello que te esclaviza.

Anónimo dijo...

Pues no sé yo, Viktor, si es como tú afirmas, que la gente más sana suele ser más optimista, o si es que es su optimismo lo que les hace estar más sanos. Pensaré sobre lo que has escrito. Pero, en cualquier caso, sí que creo que el ser “positivo”, o el procurar tender a la “positividad” en la vida, es un síntoma de salud mental, además de que puede ser una elección individual y, por tanto, una actitud totalmente personal.
Admito que esta afirmación mía sea producto de que la naturaleza me dotó de un cierto grado de “optimismo”: no puedo evitar el ver, por lo general, el vaso medio lleno. (una sonrisa)

Anfar

Anónimo dijo...

Una persona que escribió anonimamente dijo que: "El dominio de las pasiones (el deseo es una de ellas), te hace fuerte e independiente".

Me gustaría leer más sobre los "argumentos" que ha llevado a esta persona a hacer esa afirmación. Si esta persona lo tiene a bien, claro está.

A raiz de leerle, yo recordé unas poesías que escribió Juan Liscano sobre una afirmación que hizo Juan Eduardo Cirlot. Y con el permiso de Diógenes (gracias por antipado "maestro"), las copio y pego aquí (La afirmación de Cirlot y los tres poemas de Liscano).


"Buda se equivocó.
La causa del dolor no es el deseo
sino la carencia que motiva el deseo".
JUAN EDUARDO CIRLOT


CARENCIA

¡Sí! es necesidad, por eso tan real,
surtiendo adentro,
recreando lo creado,
persistencia indefinible juntando
expectación y carencia,
algo abstracto, fuera de consumo,
inconsumible, llamada confundida
con la costumbre de respirar.
Tan sólo cuando un hecho en bruto
altera la perfecta maquinaria del soplo
se oye, de pronto, la respuesta.

DECLIVES

Hábito: dudar de la esperanza
y sentirla como carencia.
Agonía sin crisis, declive, desgaste,
lento derrumbe por trozos,
memoria, ruinas, vestigios.
Cuando impere el desasimiento
¿Advendrá la resurgencia?

REFLEXIÓN

Detrás de la máscara
de rey de las piraterías
está el espejo
y también está detrás de la máscara
del seductor
que añeja su adolescencia
y tras de las abigarradas máscaras
rutinarias
las del héroe
la víctima
el estoico
el justo
Entonces
aparece a la intemperie
la seca reflexión de su cara
en el espejo de su sombra.

Anfar

Anónimo dijo...

La pasión es una alteración o perturbación del ánimo. Por tanto, el deseo es una perturbación del ánimo. Es así como la definía Cicerón. Durante los siglos han sido varios los autores que han escrito sobre ella. Quizás haya sido un poco estoíco al hacer semejante afirmación. En la época moderna, las pasiones son consideradas como afecciones del alma. Spinoza decía que las pasiones hacen que los hombres difieran entre sí y la razón hace que los hombres concuerden entre sí. La pasión es una especie de invasión de la vida psiquica que puede llegar a obnubilar la razón y por tanto, hacerlo pasar mal al que la padece en algunos casos extremos. En el romanticismo la pasión era ligada a la creatividad. Hegel comenta que muchas de las grandes cosas que han hecho los hombres ha sido por la pasión (buenas y malas cosas). No hablo por tanto de un dominio sistemático de los deseos-pasiones sino de un control sobre ellos para no perder lo que bajo mí punto de vista es más importante que no es otra cosa que la razón. Espero haber "argumentado" mí planteamiento. Un saludo.

Viktor dijo...

Está bien argumentado, pero conviene no olvidar perder la razón de vez en cuando. La vida es corta y desordenada, cada instante es efímero, no hay trascendencia ni trasvida. Tanto esfuerzo por contener, por hacer de la existencia una cajonera con etiquetas es agotador y empobrecedor. Mi problema siempre ha sido el exceso de razón, la excesiva contención de las pasiones: ¡qué no daría por haberme dejado perturbar hasta la locura en más ocasiones! He abandonado ya hace un tiempo a los filósofos: son gente triste. Me quedan los poetas. Cantó Gil Albert a los presocráticos: "Tal vez no somos nada / pero por nuestros labios / se escapa el dulce fuego / de la palabra: Amor". Y al comienzo de ese poema a Pitágoras de Samos había dicho "No importa quién se entregue / gimiendo en nuestros brazos: / con la luz apagada / vencemos a la aurora."

(Estaría bien que firmases las contribuciones, así podríamos dirigirnos a ti por tu nick, como lo hacemos con los demás. Un saludo.)

Anónimo dijo...

Te agradezco que hayas expuesto tus “argumentos” (las comillas no tienen un sentido peyorativo, nunca las empleo de forma peyorativa).
Sin embargo, no tengo tan clara esa relación directa que haces entre deseo y dependencia. Pienso que se puede desear y no ser necesariamente dependiente y se puede ser dependiente y, realmente, no desear; sino suplir con esa dependencia algún miedo, por ejemplo.
Por otra parte, si lo he comprendido bien, desde tu punto de vista crees que si no se controlan las pasiones se pierde la razón. Supongo que haces referencia a lo que se llama “malas” pasiones. Y sobre éstas se podría también hablar mucho. Entrar en clasificar las “malas” o “buenas” pasiones sería una tarea ardua.
Por último, me surge una duda más. En muchas ocasiones me he cuestionado si el afán que ponemos en que sea la razón la que predomine por encima de todas las cosas y que, a la vez, controle toda nuestra existencia… Decía que si no será ese afán una de las grandes pasiones que “padece” de la raza humana.
Te reitero las gracias. Y te mando un cordial saludo.

Anfar

P.D. También yo, agradecería un seudónimo al que poder dirigirme. El mío es una combinación entre nombre y apellido.

Anónimo dijo...

Acabo de releer y darme cuenta de que me sobró una preposición "de"... Eso me ocurre por "apasionada" y "precipitada" (una sonrisa).
En mi defensa alegaré que acabo de terminar un día largo y trabajoso.(otra sonrisa)
La frase quedaría así:
"Decía que si no será ese afán una de las grandes pasiones que “padece” la raza humana."

Anfar