Mi lista de blogs

jueves, 24 de enero de 2008

INEVITABLE...



Ni siquiera aquel viaje a caballo había sido mencionado en El libro negro de Camarthien, pero allí se encontraba Uther, con su pasado anclado.


Atrás quedaban los estandartes de colas de dragón, las sonrisas de Igraine y lejos quedaron las batallas y el castillo del duque de Cornualles.


El páramo estaba vacío y la mirada atrás sin pasado. Sólo el viento golpeaba su cara, y Uther sabía que nada más salir de aquel poblado donde reinaba Eolo, solamente le quedaba cabalgar, hacia delante.


Y en el horizonte, el único horizonte posible, una línea verde que según Uther se acercaba y crecía por momentos convirtiéndose en un muro infranqueable.


Uther recordó aquella cripta de la noche, donde las almas errantes de vida se reunían para hablar de presentes. Miró al cielo para ver si seguía estando aquella estrella que una vez le habló de extrañas palabras, de caminos y momentos, pero no consiguió verla. Solo recordó que fue él, quien la había abandonado. Él, quien no supo cuidar de ella, ahora quería decirle que ya cabalgaba hacia su destino, mas no podía. Nunca más podría decírselo.


El caballo no temía su galopar, y Uther volaba con él. El destino fue firmado en ese momento. Uther pensó que si aquello estaba escrito, el muro verde, enorme, espeso, sin dejar ver si había otro lado, sería su fin. Y continuó decidido. El choque era inevitable. El camino era único y la esperanza no creída. Notó que entraba entre las ramas. Oyó ruidos infinitos y luego, un silencio.
Era de noche aún.


Uther, estaba al otro lado. El camino que se perdía en el muro, continuaba. El cielo volvió a iluminarse de pequeños puntos, y se paró a observarlo. Pero aquella estrella nocturna, había desaparecido. Ya no estaba, para siempre.


Todos fuimos Uther en alguna ocasión. Todos tuvimos que decidir aunque hubiéramos querido mirar a otro lado. Todos en algún momento aceptamos el órdago de la vida, y decidimos cabalgar contra el muro. Cualquier cosa antes que decidir hipotecar nuestra vida irremediablemente.

¿Habéis tomado alguna vez un camino inevitable, el difícil, aun sabiendo que podía ser fatal? ¿Os habéis lanzado hacia un muro, olvidando todo lo que os rodeaba, con la convicción de que la vida, era vuestra y de nadie más? ¿O sois de los que siempre miráis a otro lado y habéis elegido ser vividos?


Yo hubo un día que me lancé. Que no me importaron sus consecuencias, que fui fiel a mi destino, pero cruel con mis estrellas. Lo tuve que hacer, para vivir mi sueño. Pero ahora, lo vivo, y tiene nombre. Se llama Virginia.


Y a aquella estrella de la noche, que sé que brilla, aun sin verla, porque nunca dejará de brillar, sólo me queda leerla uno de mis poemas favoritos... de Borges:


“La cierva blanca”


¿De qué agreste balada de la verde Inglaterra,
de qué lámina persa, de qué región arcana
de las noches y días que nuestro ayer encierra,
vino la cierva blanca que soñé esta mañana?


Duraría un segundo. La vi cruzar el prado
y perderse en el oro de una tarde ilusoria,
leve criatura hecha de un poco de memoria
y de un poco de olvido, cierva de un solo lado.


Los númenes que rigen este curioso mundo
me dejaron soñarte, pero no ser tu dueño;
tal vez en un recodo del porvenir profundo


te encontraré de nuevo, cierva blanca de un sueño.
Yo también soy un sueño lúcido que perdura
un tiempo más que el sueño del prado y la blancura.


J.L.BORGES.

17 comentarios:

Anónimo dijo...

Manqueospese la muerte no es una cuestión de egoismo. Morimos solos los demas se quedan. Podriamos hablar otro dia sobre quien sufre con una muerte, los que se quedan o la que se va.
Respecto al tema de hoy en mi caso, mi novio y yo decidimos alquilar una casa para irnos a vivir, y siempre me daba largas. Un dia le deje claro que me sentia engañada, y le iba a dejar si no haciamos lo que habiamos acordado. Hablando dejamos las cosas mas claras. El tenia miedo del cambio, pero lo superó. Inevitablemente yo no hubiera podido seguir asi.

Buen finde.

ROCIO.

Noa dijo...

No sé, Diógenes. Lo que planteas, creo yo, es la vida misma. Una tras otra son elecciones, decisiones; algunas de ellas pueden parecer banales, triviales, pero de consecuencias decisivas. Normalmente decidimos quedarnos como estámos o tomar otro camino, pero eso, pienso, como ya dije, es la vida misma.
Un beso

DIÓGENES dijo...

Hola Noa,

Sí, se trata de la vida misma. Pero esas decisiones de las que hablo, no todo el mundo las toma. Muchas veces el miedo al cambio o simplemente el haberse acostumbrado a lo vivido hace que muchas personas no sean ellas mismas, sean vividas por decisiones ajenas, y sacrifiquen su vida sin llegar ni siquiera a esa intersección.

Huyen de la decisión, no la quieren mirar, y viven la vida que los demás quieren. En ocasiones dejan pasar el tiempo ilusionados porque las cosas cambiarán solas, sin su intervención. Pero muy pocas veces ocurre.

Un beso.

Anónimo dijo...

Buenos días. Es la primera vez que me atrevo a escribir aunque leo el blog a menudo. Respecto al tema de hoy quiero decir algo: creo que es una cuestión de carácter, de forma de ser de cada uno. Alguna vez se ha oído decir que en esta vida existen dos tipos de personas: las que la ven pasar y las que la viven. Quizás algunas veces las que la ven pasar han tomado una decisión y ésta les ha llevado a vivir la de otros igualmente. Por eso, al final, creo que es cuestión de carácter: ¿demasiada empatía o dependencia emocional?. Esperad, le consulto al otro, seguro que él sabe lo correcto. Así no tendré que equivocarme yo.

Anónimo dijo...

Yo tuve que tomar una decisión así, hace 8 años. Por supuesto, no era una decisión "vital" pero de ella dependía mi futuro personal. Me costó muchísimo dar el paso porque suponía un cambio radical en mi vida, pero lo dí. No me arrepiento, incluso lamenté no haberlo hecho antes, pero quizás los acontecimientos posteriores no se hubieran presentado igual... Hay un dicho que reza: "La historia no la escriben los cobardes".

noe78 dijo...

Buenos días
Yo era de las que me dejaba vivir...de las de lo que tú quieras ( no sólo a mi chico eh, a mis amigos, a mi familia, hasta un extraño que pasara), reconozco que era fácil vivir así, a través de los demás, no tienes que tomar decisiones las toman por tí, pero es tan caro el precio que pagas....como bien dice Diógenes no vives, te viven...y te consumen...es como si los demás chuparan tu energía vital y cada vez eres menos consciente de lo que haces.
Por suerte, un día algo cambió, la pena fue lo que tuvo que pasar para que ese cambio tuviera lugar, mi padre estuvo a punto de morir lejos de mí, lejos de su casa....ese día algo hizo clik dentro de mí...mi corazón se sacudió y comenzó a latir con fuerza...
Ahora quiero sin medida pero sin esclavismos, siento sin medida pero pensando en mí, vivo sin medida porque no quiero desperdiciar días, sentimientos, felicidad e incluso tristeza....quiero sentir y quiero equivocarme sin tener miedo al error.
No soporto que decidan por mí.......antes me decían hasta lo que debía cenar, sé que suena tonto pero es difícil de soportar....lo siento pero prefiero ser yo aunque me cueste una indigestión jajaja
Lo inevitable en esta vida es no equivocarse...pero qué sería de nosotros si no pudieramos elegir, si no tuvieramos la suerte de poder rectificar y aprender...ahora he aprendido a apreciar esas cosas.
Un besazo
Noelia

Anónimo dijo...

¿Véis? Siempre hay un motivo para entrar a leeros. Gracias Noelia por contar tu experiencia. Ojalá ese clik se produzca en muchos que seguramente sienten que su vida está siendo vivida por otros. Todavía guardamos la esperanza.
Y gracias a todos, a tí Diógenes por este blog.

amina dijo...

Estoy de acuerdo con Rocío, ¿qué hay de malo en morirse solo?, bueno, ya debatiremos un día de estos.

El tema de hoy con lo que yo hablaba el otro día de cesiones hacia otros por el bien común: si eres consciente, si al menos piensas que tu estás viviendo tu propia vida con lo que conlleva algunas veces el vivir con los demás no me parece ningún tipo de esclavitud a la hora de tomar decisiones.

Incluso aquellos que se dejan vivir como dice Diogenes han tomado una decisión vital: que los demás decidan por ellos. Y no puedo ponerme en su pellejo, no sé cómo pensarán, no sé si mirarán hacia atrás, etc.

Una vez lo hice, había pasado mucho tiempo y recordé una decisión que había tomado, me planteé qué habría pasado si no lo hubiese hecho; como en una película la vida me concedió una segunda oportunidad, ya sabía lo que había en un camino, podía volver y ver lo que me había perdido en el otro. No lo hice, seguí adelante y desde etonces no me lo he vuelto a plantear.

¿Cumplir mis sueños? a veces la vida me sorprende y mis decisiones me han llevado a verme con más de lo que había soñado. Seré conformista pero nunca pensé que pudiese llegar a tener tanto.

Ya estoy con mis rollos y mis pajas mentales... ale, os dejo un rato que estoy trascendental, y los viernes es mejor no estarlo.

Saludos.

Firebrand dijo...

Pues sí señor, yo tomé la decisión de cabalgar contra el muro. A los 49 años—junto con mi familia y sin un peso—abandoné mi país sudamericano para iniciar la aventura de una nueva vida en otro país, no precisamente de Europa, ni America del Norte.

Claire de la Framboise dijo...

Bonito tu blog.
Pasaré a menudo por aquí, con tu permiso, claro.
Saludos

Anónimo dijo...

Soy una persona que se ha hecho a sí misma; he tenido que tomar decisiones que me han costado imnumerables sacrificios y esfuerzos. Puedo decir orgulloso que llevo el polvo del camino pegado a mis botas y las muecas de mis triunfos en el revolver de mi vida. Algunas heridas me ha dejado el camino de las que todavía conservo cicatrices que no terminan de cerrar. Procuro que las mismas no se infecten y me produzcan la fiebre y el delirio que no me dejen ver los objetivos por los que he luchado en la vida que llevo vivida.
Prefiero equivocarme a que otros se equivoquen por mi. En definitiva elijo ser el protagonista de mí vida con todo lo que ello conlleva. Un saludo y buen finde a todos.

Noa dijo...

Qué bien lo describes Arturo. La decisión más difícil de tomar es la de salir del sitio donde uno está, sea lo que sea, para acercarse a otros mundos diferentes. Ya sea, bajar si naciste arriba, o subir si te colocaron abajo. Creo firmemente que le salva a uno creer en que el cambio se producirá.
Firebrand: tendrás que contar tu aventura. Merece la pena. :-))
Un abrazo.

DIÓGENES dijo...

Claire de la framboise,

No hay permisos que valgan en este blog... es vuestro.

En cuanto a lo dicho por Arturo, sólo deseo que todo el mundo en algún momento de su vida pueda repetir tu primera frase: "Soy una persona que se ha hecho a sí misma"

Firebrand, deseo que la luz de la otra parte del muro sea más luminosa...

Buenas noches.

Anónimo dijo...

¿Para siempre?... por mucho que hayas atravesado el muro de tu destino y con ello hayas probado tu valor de caballero... ¿crees por eso que tienes derecho a decir que has perdido una estrella para siempre?.
Nunca jamás nadie que tuvo una vez una estrella la perdió para siempre. Tú no serás una excepción.

Precioso poema... me suena... y me surge una duda: el caballero éste que soñó a la cierva blanca ¿no es el mismo que atravesó el paraíso en un sueño y se trajo una flor de él?... yo diría que si.

Benditos sean los que se atreven a soñar... y a atravesar muros... y a recordar aunque duela un poco... benditos.

Dale un beso muy grande a Virginia y no dejes de buscar estrellas en sus preciosos ojos... ya verás cuantas encuentras.

DIÓGENES dijo...

Forever, nevermore?... quién sabe.

Cuando no ves algo, quizás creas que lo has perdido. Pero si nunca tuviste ese algo, nunca podrás decir que lo perdiste.

Y Yolanda, no dudes, no dudes porque la duda con sonrisa puede hacerla inexistente. Y creo que ahora mismo... sonríes.

Y aun siendo sueños del mismo libro, digamos las palabras completas de S.T.Coleridge:

"Si un hombre atravesara el Paraíso en un sueño, y le dieran una flor como prueba de que había estado allí, y si al despertar encontrara esa flor en su mano... entonces ¿qué? ".

Dulces sueños.

Firebrand dijo...

Diogenes
Muchas gracias por el buén deseo.
La luz de la otra parte del muro
resultó más luminosa...a partir del décimo año en que lo atravesé.
De esto hace 19 años. Los primeros 10 años no se los deseo a nadie.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

¿Y detrás del muro, habrá más muros?¿Se bifurca el camino tras el muro? Si continuamos por el camino y no atravesamos el muro, nos encontraremos sin duda, muros que no hubiéramos visto atravesando el primero de ellos. Pienso al igual que NOA, que es la vida misma.

Lo que creo que es muy interesante es lo que comentas, Diógenes, en tus primeros post. Dices que mirar para otro lado, pensando que algo cambiará… y luego nunca se produce. Quizás lo importante radique ahí, en no tener miedo a sentir, y ver lo que sucede, sin que el miedo te haga esclavo. Me parece que fue AMINA quién el otro día hablaba de lo de saber que te estás sacrificando por algo. Eso también es importante. Saber que no quieres cambiar algo por una decisión propia, es tan importante como la contraria, o sea, romper con todo y atravesar el muro.

Con respecto a lo que comenta Noe, tengo que contaros que quizás a veces las cosas pasen también al revés. A ella un buen día le ocurrió algo que le hizo cambiar y no dejarse llevar tanto. A mí me pasan cosas que hace que me deje llevar un poco más… No se trata de que vivan tu vida, sino de dejarte llevar y no ser siempre el que lleve el estandarte, abriendo el paso. Curiosamente al igual que ella, después del cambio, se aprende a apreciar otras cosas.

Un saludo.

P.D.- Perdona, Rocío, que me olvidaba. Pienso que la muerte es parte de nuestra existencia y por tanto un eslabón más. Al igual que estás con la gente querida en el momento de alegrías y lloros, al ser la muerte un punto más, (el último, pero uno más), me gustaría, a poder ser, cuando muera, estar acompañado por los míos. Igualmente, quiero estar junto a ellos cuándo, dentro de muchos años, tengamos que estar en ese trance. Y lo que no me cabe en la cabeza, es perder a un hijo. Una de mis grandes pesadillas, hace ya 11 años, fue esa. Todavía la recuerdo y sólo fue un sueño. No se lo deseo a nadie.