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martes, 27 de noviembre de 2007

PREGUNTAS...

La duda es consecuencia del pensamiento, o más bien ¿puede ser su causa?

Cuando somos niños la duda nos hace crecer el desconocimiento, y el ansía de conocer nos hace preguntar lo que no sabemos.

Más tarde se anquilosan las reflexiones, nos conformamos con una vida creada a una cierta medida, y nos limitamos a vivir, a llenar nuestras falsas ilusiones con materialidades no tenidas... ponemos un cierto automático, y nos dejamos vivir.

No siempre te dejan ser niño, a veces te hacen crecer por interés, otras creces tú por pura necesidad, pero en cualquiera de los casos se asesina un alma que nunca volverá a ser.

Buscad la mirada de un niño, el brillo de unos ojos infantiles, que a la vez te regalan un resplandor que no encontrarás en ningún otro sitio, te miran, preguntándote muchas veces lo que incluso para ti es desconocido...

¿Os acordáis de alguna pregunta no contestada? ¿Os ha hecho algún niño alguna pregunta que no hayáis querido responder?

Yo, sí que recuerdo aquellos silencios a mis preguntas... ahora, intento no incrementar la duda con mi silencio cuando me preguntan... intentaré a estos dulces imberbes hacerles al menos el camino ancho... no esconderles nada que les asuste encontrar por si mismos.

14 comentarios:

DIÓGENES dijo...

Mañana miércoles no podré actualizar el blog. Tengo un seminario de números... en fin.

Por eso os subo hoy... otra entrada.

Cuidaos.

Diógenes...

Viktor dijo...

En mi opinión (y ya lo he comentado más veces) una de las cosas que más daño nos hace es la búsqueda obsesiva de certezas, de respuestas a preguntas normalmente mal formuladas. Es bueno saber de las incertidumbres, de la carencia de sentido, si tales cosas se nos cruzan en el camino. No son monstruos terribles, simplemente están ahí, somos nosotros los que las revestimos de miedo. Lo que no hay que hacer es rendirse, desalentarse ante ninguna de esas situaciones, y tomarse las cosas con cierto humor y cierto distanciamiento. Hay infinitas preguntas innecesarias y hay otras muy necesarias que no llegamos a hacernos. Y hay respuestas espurias que nos condenan y otras asombrosamente simples que nos salvan. Y encima son personales e intransferibles. Ventajas de estar vivo.

Anónimo dijo...

Yo no recuerdo ninguna no contestada, pero recuerdo que una vez, mientras veíamos una película en casa, le pregunté a mis padres: "¿qué es una violación?". Sus palabras exactas fueron "es cuando matan a una mujer estrangulándola". Y con eso me quedé durante unos cuantos años. Recuerdo la escena e la película, recuerdo que estaba sentada en la alfombra, recuerdo donde estaban situados mis padres, lo recuerdo todo como si fuese ayer. Supongo que influye en esos recuerdos el saber que te están mintiendo, porque mi siguiente pregunta fue "pero si muere estrangulada, ¿por qué tienen que ponerle otro nombre diferente, simplemente la matan, no?" Se pilla antes a un mentiroso que a un cojo. Demostrado.

Un beso.

LIA

noe78 dijo...

No sé si en algún momento he dicho que estudié magisterio (en Educación Infantil) por pura vocación...y durante unos cuantos años trabajé con ellos...creo que fué la etapa más bonita de mi vida.
Siempre me sorprendió la capacidad que tienen para captar todo lo que les rodea, cosas que nosotros hace mucho que no vemos, quizá porque ya no miramos...y plantean sus preguntas desde esa inocencia mezclada con curiosidad a raudales...nunca he sido capaz de dejar una respuesta sin contestar a un niño...siempre he pensado que son bajitos, pero no tontos y pueden entender cualquier cosa si se les explica con un lenguaje asequible.
No soporto esas personas que hacen oídos sordos a las palabras de sus hijos porque molestan o porque no quieren perder un segundo de su tiempo en buscar el cómo y acercarse a ellos...tendrían tanto que aprender...
En qué momento perdemos la capacidad de preguntarnos por todo lo que nos rodea...cuándo nos convertimos en animales sociales preparados sólo para trabajar y consumir, por qué tenemos miedo a preguntar...o pedimos permiso o perdón por hacerlo, desde cuándo es mala la curiosidad?
Como ya sabes querido Diógenes....tienes via libre para tus preguntas, no quedarán sin respuesta.
Un besazo.
Noelia.

amina dijo...

No echo de menos mi infancia, no recuerdo dudas en ella, si curiosidad y ganas de crecer.
¿preguntas sin responder? era raro porque era la pequeña de una cantidad ingente de criaturas, a veces incluso antes de plantearme las preguntas me daban las respuestas... una auténtica puñeta cuando te dicen antes de tiempo que los reyes son los padres y cosas semejantes.
Quería crecer y lo hice, no echo de menos la inocencia, perdida por otra parte de forma bastante brusca.
Veo todos los días los ojos de la inocencia, de la infancia... me encantan. A veces no conozco todas las respuestas, da igual hasta que me caiga del pedestal seguiré siendo para ellos la mejor, como lo fueron para mí mis padres.

Está bien a veces no buscar tantas certezas como dice Viktor, un cierto distanciamiento de nosotros mismos lo traduzco en "no mirarnos tanto el ombligo", no creernos el centro del universo... algo que los niños aún no tienen asumido y no hablo de los de ahora sino de todos. Irán creciendo y sabrán que no lo son.

Pretendo buscar algo más en la mirada de los niños: preguntas que no hacen, mensajes que te mandan. A veces un niño no pregunta sino que está mandando una señal para que lo auxilien, lo salven de su infierno, pero seguiremos acudiendo a la "sabiduría" para sacarles de sus dudas, y a veces no oiremos sus gritos.

De una niña que gritó...
y jamás fue escuchada.

Anónimo dijo...

Estimado Diógenes: Todavía recuerdo cuando siendo un niño le pregunté a mís padres sobre los "globos" que tenían bajo la almohada de su cama y cómo me dijeron que era una cosa que no entendería. Despúes tarde bastante tiempo en saber que aquellos "globos" se llamaban preservativos y que era un anticonceptivo. Bien es verdad que eran otros tiempos y que la sociedad de aquella época no dejaba lugar para muchas más explicaciones. Dominadas las familias por la censura no se podían prodigar en explicar lo que "no era moralmente correcto". ¿Cuantas cosas me han quedado en el tintero de la infancia? Un montón. Quizás demasiados silencios a mís preguntas. He tenido que andar solo en muchas cuestiones que hoy son normales y naturales. Eso me ha servido para actuar de manera diferente con los niños que trato procurando dar respuestas adecuadas a la edad que tienen sin ocultar nada, haciéndoles ver que no hay nada que se prohiba saber. Destruyendo las barreras que otros tuvimos a su edad. Educar a los niños en todos los conocimientos y sin tabuhes les hará más libres y más críticos en su adolescencia y madurez. No se protege desde el "ocultamiento" sino desde el "conocimiento". Cuando a un niño le cerramos una parcela de conocimiento, estamos creándole una rémora de la que algunos no logran liberarse nunca. Un saludo a todos.

amina dijo...

Pues a mi recientemente me han hecho la pregunta del millón, y no precisamente un niño sino alguien adulto.

"¿Eres feliz?" y no he sabido responder. Me he quedado dándole vueltas a ¿de qué felicidad me estarán hablando? y sigo rumiando las dos preguntas... a las que aún no encuentro respuesta.

Lo bueno es mi poca capacidad de concentración, mi despiste, mi pésima memoria, etc. Lo bueno es que dentro de un rato, de medio día, de uno, se me habrá olvidado y no le daré más vueltas.

Saludos.

Viktor dijo...

Bueno, Amina, ya sabes, porque lo he expresado así cada vez que he tenido oportunidad, que en mi opinión la "felicidad" no es un objetivo deseable, en el modo en que se plantea normalmente. Es preferible la alegría, maximizar la alegría en el tiempo de vida, siempre asumiendo que no en todos los momentos es posible estar alegre. La alegría es un sentimiento primario, fácilmente reconocible, tiene un componente corporal fortísimo. La felicidad es un constructo social, tiene que ver con la convergencia entre las expectativas y las realidades, pero las tales expectativas siempre están contaminadas por lo que nos viene impuesto, lo que asumimos como lo que "debemos" hacer, etc. La felicidad es como una especie de operación a largo plazo, como la hipoteca, viene asociada a conceptos como estabilidad, conformidad, tranquilidad, realización, permanencia... La alegría es efímera, cambiante, no busca permanecer ni instaurarse, asume que la vida es finita y azarosa y puede terminarse en cualquier momento. La felicidad está contaminada por el futuro, pero la alegría es presente puro.

Ahora yo te pregunto, y me encantaría que me respondieras que sí: ¿estás alegre? Digo ahora, en este preciso instante. Observa el sutil cambio entre el verbo "ser" con su pesadez ontológica y el verbo "estar", con su ligereza momentánea. Si no estás alegre, puedo intentar alegrarte, te contaré algo bonito o te haré reír. Pero "hacernos felices"... ¡por Zeus! Cargar a alguien con la responsabilidad de hacernos felices es tremendo. Y asumir nosotros la tarea, la obligación de SER felices (de incorporar eso a nuestra esencia) es casi como un suplicio infernal.

No, no, somos lo que somos. Somos Viktor, Amina, con todo lo que contengamos. Y ESTAMOS aquí, charlando, y, eventualmente, contentos o tristes. Podemos ser altos o bajos, rubios o morenos, pero no tiene sentido decir que somos o queremos ser felices o infelices. Los estados de ánimo cambian y, si no cambian, es que nos hemos muerto demasiado ya.

amina dijo...

Bueno, Viktor, esta es más fácil. A esta si puedo responder: no, no estoy alegre, ni contenta. Pero para lo que nos han inculcado como "felicidad", esa felicidad de la que tu hablas, tengo todas las papeletas para estar rebosante. ¿Quién no sería feliz con todo lo que yo tengo?

Tampoco estoy triste. Pensarán algunos que si no estoy alegre ni triste es que quizás no esté ni viva.

Pues no, estoy en esas, en sentirme viva, y sentirse viva supone estar bien con uno mismo incluso en momentos así de apáticos. O al menos eso es lo que yo creo.

Pues es cierto, la cuestión según dices tu no es "ser feliz", sino ser T... (es que evidentemente no me llamo Amina).

Solo intentaré que la próxima vez que me pregunten por mi felicidad poder contestar algo parecido lo que tu me dices. No, no te copio las ideas, sino que vosotros expresais genial muchas de las cosas que yo siento.

Escribir no es lo mío... hablar ni os cuento, si la pregunta es difícil en vez de responder soy capaz de morder, y todo esto por falta de palabras...

¿Ves Diógenes? hay preguntas a las que no se responde no por no tener respuestas, sino por no tener palabras.

Viktor dijo...

Ser T..., Amina, es algo que no tienes ni que plantearte: eres tú te pongas como te pongas. Otra cosa es que te dejes expresarte, desarrollarte.

Si en la escala de felicidad que "te han inculcado" (bien traído) das 10, pero no estás contenta, la escala de felicidad no sirve para nada. Al contrario, es una putada.

Puedes utilizar mis palabras tanto cuanto quieras. Las palabras no son de nadie, y lo que yo digo también lo han dicho y lo dirán otros. Lo malo es cuando uno usa las palabras que peor le van, como "felicidad", o cuando, interrogado por ella, uno se siente hasta culpable de no ser lo suficientemente feliz, como si fuera una obligación SER de algún modo, como si no fuéramos lo que somos, quienes somos. Ahora, intentar estar mejor es un buen objetivo. En la medida en que te pueda ayudar con mis palabras estaré encantado.

amina dijo...

Muchas gracias Viktor, está bien eso de intentar como decías en tu comentario anterior decir algo agradable y divertido. La verdad es que soy de risa fácil.

Y mi sonrisa tampoco se hace mucho esperar, simplemente el hecho de quedar con alguien para tomar un café me puede alegrar el día.

Saludos.

DIÓGENES dijo...

Veo Amina... no lo dudo.

Más no esperes nunca a que contesten por ti, quizás el verte reflejada en palabras en las que no hayas pensado, no es sino un camino fácil, el de elegir lo ya elegido...

Nunca prefieras oírte las palabras en boca ajena, cuando quizás sea el miedo a oírtelas de tu propia boca, lo que realmente no te atrevas...

Anónimo dijo...

de mi infancia recuerdo la intuición de evitar hacer preguntas sobre ciertos temas, el silencio embarazoso que sigue a la pregunta, la mentira por respuesta. los niños captan en seguida a quién deben preguntar qué.
pero si que es bello ver la curiosidad en su mirada.

también he visto esa mirada en jóvenes (veintipocos) y me he maravillado que puedan mantener esa ingenuidad infantil, y más en estos tiempos.

Anónimo dijo...

Tenía 4 años y recuerdo a todos (mi madre y mis tíos) llorando. A mí no me supieron contestar qué significaba: la abuelita ha muerto.