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martes, 26 de febrero de 2008

VANIDAD...

... de El Principito (Antoine de Saint Exupéry)


La vanidad es una excesiva confianza que nos hace colocarnos por encima de la capacidad de otras personas.

Es un orgullo de cosas vanas, una religión particular en la que muchos creen y se idolatran a si mismos.

La leyenda nos habla de Narciso, hermoso joven enamorado de si mismo al ver reflejada su imagen en las aguas de una fuente, que acabó en el agua, donde creció la flor que lleva su nombre.

Freud nos habló también de una edad muy temprana en los niños en la que se enamoran de si mismos.

Y Nietzsche también escribió: "La vanidad es la ciega propensión a considerarse como individuo no siéndolo..."

¿Acaso pensáis que sirve para algo la arrogancia?




* * *



-¡Ah! ¡Ah! ¡Un admirador viene a visitarme! –Gritó el vanidoso al divisar a lo lejos al principito.
Para los vanidosos todos los demás hombres son admiradores.
-¡Buenos días! -dijo el principito-. ¡Qué sombrero tan raro tiene!
-Es para saludar a los que me aclaman -respondió el vanidoso. Desgraciadamente nunca pasa nadie por aquí.
-¿Ah, sí? -preguntó sin comprender el principito.
-Golpea tus manos una contra otra -le aconsejó el vanidoso.
El principito aplaudió y el vanidoso le saludó modestamente levantando el sombrero.
"Esto parece más divertido que la visita al rey", se dijo para sí el principito, que continuó aplaudiendo mientras el vanidoso volvía a saludarle quitándose el sombrero.
A los cinco minutos el principito se cansó con la monotonía de aquel juego.
-¿Qué hay que hacer para que el sombrero se caiga? -preguntó el principito.
Pero el vanidoso no le oyó. Los vanidosos sólo oyen las alabanzas.
-¿Tú me admiras mucho, verdad? -preguntó el vanidoso al principito.
-¿Qué significa admirar?
-Admirar significa reconocer que yo soy el hombre más bello, el mejor vestido, el más rico y el más inteligente del planeta.
-¡Si tú estás solo en tu planeta!
-¡Hazme ese favor, admírame de todas maneras!
-¡Bueno! Te admiro -dijo el principito encogiéndose de hombros-, pero ¿para qué te sirve?
Y el principito se marchó.
"Decididamente, las personas mayores son muy extrañas", se decía para sí el principito durante su viaje.


Antoine de Saint Exupéry “El principito”

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Narciso no se enamora de sí mismo, sino de su imagen, pensándola otro ser. El momento en que descubre que es él mismo: "Iste ego sum!" es terrible. Tampoco muere ahogado, simplemente languidece. Y en la Estigia sigue contemplando, ya sin esperanza alguna, esa imagen. La historia se cuenta en las "Metamorfosis" de Ovidio. Hay otras versiones y en algunas posteriores se introduce la variante del ahogamiento.

Es un mito precioso y terrible.

Un saludo.

DIÓGENES dijo...

Recordaba el final como esa variante de la que hablas, Ovidio.


Un saludo.

Anónimo dijo...

Suele ocurrir, y es un final acaso más "consecuente" y válido, por ende. Simplemente ese mito me es muy querido y lo he estudiado profusamente. No trataba de ser crítico, sólo de ofrecer más información.

Otro saludo.

"Él dejó reposar su cabeza en la verde hierba, la muerte cerró los ojos que admiraban la belleza de su dueño. Incluso entonces, después de que fue recibido en la sede infernal, se contemplaba en el agua estigia."

Ovidio, "Metamorfosis", II.

DIÓGENES dijo...

Ovidio... y tu información será siempre bien recibida.

Gracias.

Anónimo dijo...

A mi también me conmueve mucho el mito de Narciso. Efectivamente, se enamora de su reflejo en el agua y cuando descubre que es él mismo, se impone la triste realidad: no hay ningún "otro" a quien amar y por quien ser amado.
Creo que es un mito que nos habla de que el amor es cosa de dos (o de más) y de la necesidad de nuestros semejantes. El mito no está completo si no tenemos en cuenta a la ninfa Echo, que se enamora de Narciso pero él no puede corresponderla al estar obsesionado consigo mismo.

Respecto a la vanidad, pienso que como casi todo, un puntito de vanidad no es malo. En cambio, cuando es excesiva, se convierte en un enorme estorbo en nuestras relaciones con los demás.
Recuerdo un fragmento de una canción de Serrat donde la palabra vanidad siempre me hace sonreir...
"La mujer que yo quiero
es fruta jugosa
madurando feliz,
dulce y vanidosa".

Besitos a tutiplén.

Manu Espada dijo...

Lo triste es que hay a muchos que la vanidad les funciona, porque acaban transmitiendo que esa vanidad es seguridad y les dan puesto de jefe, de hecho, la mayoría de los jefes que conozco, si no todos, están caracterizados principalmente por su enorme vanidad.

noe78 dijo...

Buenos días.
Decía Masson Cooley "la vanidad bien alimentada es benévola, una vanidad hambrienta es déspota".

Supongo que la persona vanidosa peca de exceso de orgullo y puede que le de importancia a cosas superficiales....por eso creo que hasta cierto punto es necesaria cierta dosis porque a todos nos gusta que los demás nos tengan en cuenta y nos aprecien y valoren...el problema está cuando olvidamos lo importante y nos quedamos sólo en la superficie de las personas o en nuestra propia superficie y no nos llenamos de pensamientos e intereses realmente importantes y válidos para nosotros mismos y para nuestra relación con los demás....es nos deja vacios e incluso puede dar una imagen distorsionada de lo que somos a los demás...
como suele pasar en la vida en el equilibrio está el quid de la cuestión.
Al ver el título del tema de hoy me ha venido a la mente una canción de mi adorado Krahe y como se está poniendo de moda esto de compartir nuestros gustos y preferencias musicales os paso el enlace para que lo disfruteis...

http://es.youtube.com/watch?v=m-M2KjAIFPk

Un besazo.
Noelia

Anónimo dijo...

Manuespada... lo que hace que algunas personas trepen a puestos importantes no es tanto la vanidad sino la falta de empatía característica de las personalidades narcisistas, porque para ser jefe (en la jungla laboral en la que andamos inmersos) hay que ser un poco cabroncete ;)

Noe... qué buena esa cita que has puesto, no la conocía. Efectivamente, un apetito razonable de elogios es sano, pero un apetito desmedido y que no se sacia con nada es patológico.

Pienso que este mito de Narciso, a un nivel más profundo, nos habla del momento del despertar a la conciencia de uno mismo y de los peligros que conlleva no superar esa fase (que es completamente normal en el desarrollo de una persona). Cuando esa fase no se supera y no se integra de una forma sana en la persona, puedes quedarte estancado en ella y entonces es cuando aparece el narcisismo patológico con toda su corte de problemas.

Anónimo dijo...

Yo diría, Yolanda, que ésa es la interpretación de Freud y, desde luego, no tiene nada que ver con el mito original, en mi opinión.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Desde luego que es una interpretación freudiana, Ovidio.
Ya sabes que Freud fué un gran amante de la mitología y utilizó muchos mitos para elaborar sus teorias.
De todas formas, el término "narcisismo" es ampliamente utilizado hoy en dia, tanto en psicología como en psiquiatría. El narcisismo se considera un transtorno de la personalidad.

Saludos también para ti.

Anónimo dijo...

Me explico, a riesgo de resultar pesado, pero para no parecer meramente arbitrario.

Si extrapolamos la interpretación de Freud nos estamos obligando a retroproyectar el esquema explicativo del psicoanálisis y a poner en las mientes del mitólogo el objetivo de modelizar el desarrollo del infante o de describir un trastorno psicológico, no ya avant la lettre, sino hasta avant il mot. El psicoanálisis es interesante (otra cosa es su utilidad práctica) pero no podemos concederle la primacía hermenéutica respecto de unos mitos de los que se valió (muy legítimamente) para ilustrar su interpretación de cuestiones como la neurosis. Es decir: de lo que seguro que no habla en sí el mito de Narciso es del narcisismo, como el mito de Edipo de lo que no habla es del complejo de Edipo, porque en la mente de un griego o un romano de las épocas en las que tales mitos se definieron (aunque tal vez procedente de fuentes helenísticas, el mito de Narciso es latino, puesto que se recoge por primera vez en las Metamorfosis de Ovidio) entidades clínicas o tal vez pseudoclínicas como el narcisismo o el complejo de Edipo carecerían de sentido, y no había lugar a la modelización del desarrollo psíquico del infante. Ni siquiera Pierre Menard, escribiendo el Quijote escribió la misma obra de Cervantes, por mucho que usase esas mismas palabras, cuanto menos Freud, que parte únicamente de las metáforas y símbolos que articulan esas historias “primordiales” para el desarrollo de su propia invención.

No soy helenista o latinista, y me parecería arriesgado realizar una interpretación del mito que se pareciera a la que originalmente podría dársele (aun cuando el mero hecho de intentar configurar una interpretación más o menos unívoca no fuera ya algo esencialmente ilícito), pero apunto, como he dicho antes, que Narciso en ningún momento se enamora de sí mismo, sino de una imagen reflejada que asume un ser diferente a él. El descubrimiento de su identidad con el objeto de su pasión es devastador para él, como muestra el desgarrador “Iste ego sum!” (“¡Éste soy yo!”), que ya he mencionado. Es decir, en todo caso, podríamos enmarcar el mito de Narciso en el complejo de mitos griegos relacionados con la imagen, entidad compleja donde las haya, y frecuentemente tratada de un modo completamente anacrónico incluso por eruditos de prestigio. Esa discusión nos llevaría muy lejos, pero, si aceptamos el hecho evidente de que Narciso no se ama a sí mismo, sino a un ser inmaterial, una imagen, de la que no sabe que es él mismo (es “virgen” ante su espejo, nunca se ha visto antes), la lectura freudiana queda fuera de lugar desde el primer minuto. Además, hay que tener en cuenta la relación con la historia de la ninfa Eco y la negación a amarla por parte de Narciso y con otras líneas de desarrollo de las Metamorfosis.

Confío en no haber resultado abusivamente prolijo: si se juzgase de poco interés, ruego se ignore esta intervención. Me pierde, como ya he comentado, mi pasión ante esta historia concreta.

Saludos a todos.

Anónimo dijo...

Ovidio... tu exposición me parece muy interesante y estás cargado de razón cuando dices que seguramente no estaba en la mente del autor hacer psicología cuando escribió el mito de Narciso.

No era mi intención demostrar nada parecido, pero si creo que en los mitos, al igual que en los cuentos de hadas populares, hay mucha sabiduría de esa que podríamos llamar "peremne".

El mythos fué anterior al logos y por lo tanto no podemos presuponer una intención lógica en quien estaba inmerso en el puro mythos. Pero a mi entender, si que es válido intentar extraer logos del mythos, como han hecho muchos autores, pero no por un simple capricho, sino porque en el mythos está el germen vivo del logos. Así que es natural que el logos beba de la fuente del mythos y le rinda tributo.

Respecto a la validez o utilidad del psicoanálisis (con mitos o sin ellos), creo que aunque muchos de sus postulados han sido superados y han quedado caducos, sigue siendo una de las escuelas de pensamiento que han aportado grandes contribuciones al entendimiento del comportamiento humano. Por lo menos para mi, pero reconozco que ésta es una cuestión bastante subjetiva.

Saludos.