No necesitamos esperanzas para seguir viviendo...
Para mí, la esperanza es una herramienta sobrenatural creada, no para vivir, sino para esperar la vida con esperanza... y la vida... ¡Ay, la vida!... la vida no está para esperarla.
Dicen que la desesperación es la pérdida total de la esperanza. Y que ésta merodea siempre en algún momento de nuestras vidas. Estoy seguro que hay algo que os desespera...
No digo que tengamos que ser desesperados al no necesitar la esperanza para vivir, sino que vivamos sin más, momento a momento, sin arrimarnos a esas alteraciones del ánimo causadas por la cólera, el despecho o el enojo.
No creo en la esperanza, y deseo vivir al margen de la desesperación mientras pueda. En el siglo XIX el Romanticismo tomó la desesperación como bandera, al adorarla como una fuerza irracional del espíritu.
José de Espronceda, romántico revolucionario, llamó así a un poema,
“La desesperación”
Me gusta ver el cielo
con negros nubarrones
y oir los aquilones
horrísonos bramar,
me gusta ver la noche
sin luna y sin estrellas,
y sólo las centellas
la tierra iluminar.
Me agrada un cementerio
de muertos bien relleno,
manando sangre y cieno
que impida el respirar,
y allí un sepulturero
de tétrica mirada
con mano despiadada
los cráneos machacar.
Me alegra ver la bomba
caer mansa del cielo,
e inmóvil en el suelo,
sin mecha al parecer,
y luego embravecida
que estalla y que se agita
y rayos mil vomita
y muertos por doquier.
Que el trueno me despierte
con su ronco estampido,
y al mundo adormecido
le haga estremecer,
que rayos cada instante
caigan sobre él sin cuento,
que se hunda el firmamento
me agrada mucho ver.
La llama de un incendio
que corra devorando
y muertos apilando
quisiera yo encender;
tostarse allí un anciano,
volverse todo tea,
y oír como chirrea
¡qué gusto!, ¡qué placer!
Me gusta una campiña
de nieve tapizada,
de flores despojada,
sin fruto, sin verdor,
ni pájaros que canten,
ni sol haya que alumbre
y sólo se vislumbre
la muerte en derredor.
Allá, en sombrío monte,
solar desmantelado,
me place en sumo grado
la luna al reflejar,
moverse las veletas
con áspero chirrido
igual al alarido
que anuncia el expirar.
Me gusta que al Averno
lleven a los mortales
y allí todos los males
les hagan padecer;
les abran las entrañas,
les rasguen los tendones,
rompan los corazones
sin de ayes caso hacer.
Insólita avenida
que inunda fértil vega,
de cumbre en cumbre llega,
y arrasa por doquier;
se lleva los ganados
y las vides sin pausa,
y estragos miles causa,
¡qué gusto!, ¡qué placer!
Las voces y las risas,
el juego, las botellas,
en torno de las bellas
alegres apurar;
y en sus lascivas bocas,
con voluptuoso halago,
un beso a cada trago
alegres estampar.
Romper después las copas,
los platos, las barajas,
y abiertas las navajas,
buscando el corazón;
oír luego los brindis
mezclados con quejidos
que lanzan los heridos
en llanto y confusión.
Me alegra oír al uno
pedir a voces vino,
mientras que su vecino
se cae en un rincón;
y que otros ya borrachos,
en trino desusado,
cantan al dios vendado
impúdica canción.
Me agradan las queridas
tendidas en los lechos,
sin chales en los pechos
y flojo el cinturón,
mostrando sus encantos,
sin orden el cabello,
al aire el muslo bello...
¡Qué gozo!, ¡qué ilusión!
13 comentarios:
Vaya poema Diogenes, no lo conocía.
A mi de desespera cada vez mas la gente. Me siento como de un planeta extraño porque no me identifico con lo que veo y con lo que hacen y eso me hace encerrarme dentro de mi. Desear estar sola.
La esperanza no es esperar algo que tenga lugar, sino un esperar fundado en una abertura tanto del que espera como de lo esperado. La esperanza tiene su fundamento en la transcendencia. Tiene un carácter personal, en cuanto es esperanza de alguien para alguien. También tiene un carácter ontólógico ya que se refiere al ser y no simplemente al tener. El filósofo Gabriel Marcel la define de la siguiente manera: "La esperanza es esencialmente la disponibilidad de un alma, tan íntimamente comprometida en una experiencia de comunión que puede cumplir un acto trascendente a la oposición entre el querer y el conocer, un acto por el cual afirma la perennidad viviente de que esta experiencia ofrece a la vez granjería y primicia".
Bloch considera la esperanza como un "hambre originaria" que procede de la indiferencianción (perdón por la palabreja; es la desaparición de las caracteristicas diferenciales que existen entre varias cosas)entre el sujeto y el objeto.Cuando ambos se encuentran separados, la esperanza es la que anima a que se agrupen.
Querido Diógenes la poesía que has puesto al final del post es una buena prueba de ello.
Un saludo a todos y perdón por la clase de filosofía. Me sigue gustando más la poesía.
Buenos días...
Estoy de acuerdo con Diógenes en que no quiero vivir de la esperanza, prefiero sólo vivir y aprovechar cada momento que me regala la vida para intentar vivir feliz pero...¿por qué pensamos en la desesperación desde la falta de esperanza?. Se me ocurre que podemos verlo desde el punto de vista del que desea tanto algo que el tiempo, por poco que sea, se le hace eterno porque lo que sabe que le espera es uno de esos momentos de felicidad. Está claro que lo mejor es no desesperar, en primer lugar porque antes o después las cosas llegan y en segundo lugar porque si no llegan nos provocaran sufrimiento pero en algunas ocasiones cuando lo que está por venir es tan deseado ¿quién es capaz de no desesperar?.
Yo, sin ir más lejos, he sentido no hace mucho esa sensación pero para mí era algo gozoso y al final la recompensa fue especial, como yo sentía que sería...
Un besazo mañanero.
Noelia
Opino que el que no cree en la esperanza, vive una vida confortable sin problemas graves. No tiene hambre, ni frió y no teme por su vida o la de los suyos. Goza de todos los derechos humanos básicos...etc. Los demás creen en la esperanza porque les queda poco mas. Los desesperados solo esperan la muerte con indiferencia y los que han tocado fondo con ansia.
Snowhite
Arturo,
De perdón nada, gracias por esos puntos de vista.
Me ha gustado la expresión de "hambre originaria". Pero, ¿todo sujeto nace con esperanzas?... No, no te hago esa pregunta, Arturo, es una pregunta que me hago yo en voz alta...
Un saludo.
Pues yo creo que todos tenemos esperanzas, y que no tienen que ver con vivir o no vivir la vida.
Yo tengo la esperanza de que mi hermano encuentre un trabajo que le permita irse de casa. También tengo la esperanza de que me toque la lotería. Y esa esperanza de que no haya desesperanzas. Y la de que tu suegra deje de quejarse y disfrute alguna vez. Y alguna más habrá, pero no me quitan el sueño. Sigo por aquí pasando el rato como todos, e intentando vivir esos instantes más conscientemente.
Un beso.
LIA
Jolín, qué comentario más bonito me has dejado en mi página. Y qué lugar más agradable es éste y vaya entrada más chula. Sí señor.
Siempre he creído que la reticencia a la que dan lugar los puntos suspensivos es fundamental en todo. El dejar sostenida una palabra en el aire, ingrávida. El hueco por rellenar, la indeterminación a la que da lugar.
En cuanto a la desesperación, pues supongo que después de la decepción es el peor sentimiento que puede padecer un ser humano. Sin embargo, siempre queda escondida en la más alta torre de la más remota montaña la esperanza. Que espera a ser descubierta, por ínfima que sea. Y esa es nuestra labor, buscarla desplegando todos los medios y el afán de vivir. Para que esto no se trate sólo de estar en la vida como un extraño que se sacia con dejar los días pasar.
Quereis una muestra de desesperacion, pues ahi va... MOLTO PIU AVANTI!
Los que vierten sus lágrimas amantes sobre las penas que no son sus penas;
los que olvidan el son de sus cadenas, para limar las de los otros antes;
Los que van por el mundo, delirantes, repartiendo su amor a manos llenas:
caen, bajo el peso de sus obras buenas,
sucios, enfermos, trágicos...! Sobrantes!
Ah! Nunca quieras remediar entuertos; nunca sigas impulsos compasivos!
Ten los garfios del Odio siempre activos,
y los ojos del juez siempre despiertos!...
Y al echarte en la caja de los muertos menosprecia los llantos de los vivos!
Por supuesto es de Pedro B. Palacios (Almafuerte) de quien ya envie algo anteriormente.
Personalmente me adhiero a la esperanza, no vivo esperando que la vida me la envie, pero la tengo ahí, en la reserva. Me ayuda, por lo menos, a sobrevivir.
Buenos días,
Sé que no es el tema y sé que en estos días estamos todos un poco saturados ya de Navidad, luces y buenos deseos pero...no quería dejar pasar la oportunidad (con permiso del maestro) de felicitaros a todos la Navidad y desearos que el nuevo año os traiga al menos muchos momentos de felicidad que compensen los que no serán tan felices...pero sobre todo os deseo que os quieran mucho, os cuiden y os hagan sentir especiales.
Mil besitos a repartir.
Noelia
Noelia yo también te deseo lo mismo y espero que en el 2.008 se cumplan todas tus expectativas. Un beso especial para tí primor.
Querido Arturo...muchas gracias, no sé si me ha gustado más lo del beso especial (a ver si me explicas como son ésos jjaja) o lo de primor...siempre es un placer que a una le hablen con esa dulzura.
Mil gracias.
Noelia
Ahora resulta que los monos saben contar (dicen que cuentan mejor las monas, ja ja!!), que los delfines machos llevan regalos a las hembras (según últimos estudios) y han descubierto un raton canguro en un lugar de Asia... Definitivamente, no hay que desesperarse. Es decir, no hay que perder las esperanzas.
Me adhiero a la última frase de Bombing y la suscribo al 100%.
Me gustan tus comentarios Arturo. Muy nutritivos.
Saludos y felices fiestas a todos. Presentes y no presentes.
Silvia
¿En que se diferencia el desconsuelo de la desesperación ?: en una escultura de Llimona, "el desconsol". En eso, y sobran las palabras.
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