Dijo Shakespeare,
“¡Ah, conciencia cobarde, cómo me afliges! Las luces arden como llama azul. Ahora es plena medianoche. Frías gotas miedosas cubren mi carne temblorosa. ¿Qué temo? ¿A mí mismo? No hay nadie más aquí: Ricardo quiere a Ricardo; esto es, yo soy yo. ¿Hay aquí algún asesino? No; sí, yo lo soy. Entonces, huye. ¿Qué, de mí mismo? Gran razón, ¿por qué? Para que no me vengue a mí mismo en mí mismo. Ay, me quiero a mí mismo. ¿Por qué? ¿Por algún bien que me haya hecho a mí mismo? ¡Ah no! ¡Ay, más bien me odio a mí mismo por odiosas acciones cometidas por mí mismo! Soy un rufián: pero miento, no lo soy. Loco, habla bien de ti mismo: loco, no adules. Mi conciencia tiene mil lenguas separadas, y cada lengua da una declaración diversa, y cada declaración me condena por rufián. Perjurio, perjurio, en el más alto grado; crimen, grave crimen, en el más horrendo grado; todos los diversos pecados cometidos todos ellos en todos los grados, se agolpan ante el tribunal gritando todos: "¡Culpable, culpable!" Me desesperaré. No hay criatura que me quiera: y si muero, nadie me compadecerá; no, ¿por qué me habían de compadecer, si yo mismo no encuentro en mí piedad para mí mismo?”
(William Shakespeare, La tragedia de Ricardo III)
No hagas a los otros lo que no quieras que te hagan a ti… o la afirmación inversa de... todo lo que les hagas a los demás te lo estás haciendo a ti mismo...
Ya no sé si tenemos conciencia, pero realmente si la tenemos... ¿es acaso moral?... y esta moral... ¿es una moral impuesta?... ¿es la moral de los demás?... ¿quién tiene derecho a definir la moral en los demás?...
“¡Ah, conciencia cobarde, cómo me afliges! Las luces arden como llama azul. Ahora es plena medianoche. Frías gotas miedosas cubren mi carne temblorosa. ¿Qué temo? ¿A mí mismo? No hay nadie más aquí: Ricardo quiere a Ricardo; esto es, yo soy yo. ¿Hay aquí algún asesino? No; sí, yo lo soy. Entonces, huye. ¿Qué, de mí mismo? Gran razón, ¿por qué? Para que no me vengue a mí mismo en mí mismo. Ay, me quiero a mí mismo. ¿Por qué? ¿Por algún bien que me haya hecho a mí mismo? ¡Ah no! ¡Ay, más bien me odio a mí mismo por odiosas acciones cometidas por mí mismo! Soy un rufián: pero miento, no lo soy. Loco, habla bien de ti mismo: loco, no adules. Mi conciencia tiene mil lenguas separadas, y cada lengua da una declaración diversa, y cada declaración me condena por rufián. Perjurio, perjurio, en el más alto grado; crimen, grave crimen, en el más horrendo grado; todos los diversos pecados cometidos todos ellos en todos los grados, se agolpan ante el tribunal gritando todos: "¡Culpable, culpable!" Me desesperaré. No hay criatura que me quiera: y si muero, nadie me compadecerá; no, ¿por qué me habían de compadecer, si yo mismo no encuentro en mí piedad para mí mismo?”
(William Shakespeare, La tragedia de Ricardo III)
No hagas a los otros lo que no quieras que te hagan a ti… o la afirmación inversa de... todo lo que les hagas a los demás te lo estás haciendo a ti mismo...
Ya no sé si tenemos conciencia, pero realmente si la tenemos... ¿es acaso moral?... y esta moral... ¿es una moral impuesta?... ¿es la moral de los demás?... ¿quién tiene derecho a definir la moral en los demás?...
10 comentarios:
ME LO HE TENIDO QUE LEER TRES VECES. LO MEJOR DE ESTA VIDA ES NO TENER CONCIENCIA.
FERNANDO
La conciencia es necesaria. Esa voz en nuestra cabeza que nos limita, pero que también nos hace ser mejores. Cuando la escuchamos y le hacemos caso nos sentimos geniales, pletóricos, nadie nos juzga, no nos juzgamos. Pero cuando hacemos algo que no deberíamos, no por una norma impuesta, sino por una norma nuestra, es el peor juez, el peor verdugo. Nos asalta en mitad de la noche, nos hace recordar una y otra vez el fallo cometido. Y puede que los demás no sean de la misma opinión que nosotros mismos, pero eso da igual. No tenemos derecho a juzgar las acciones de los demás, pero las nuestras...ay, las nuestras! Cómo podemos ser tan benevolentes con los que nos rodean y tan duros con nosotros mismos. Es extraño.
Yo no juzgo a los demás, soy capaz de entender cualquier acción humana, por muy diferente que sea a lo que yo haría. Pero mis propias acciones están sometidas al juez de mi conciencia. Y no es de los que perdonan fácilmente.
Cada uno tiene sus propios principios por los que rige su vida. Algunos tienen muchos y muy complejos, otros tienen pocos y muy sencillos. Creo que esa moral de la que hablamos es algo que vamos perfeccionando con la experiencia vital. Cuando te suceden cosas, cuando alguien te hace daño, cuando ves que otros se comportan de una determinada manera, tú decides en tu mente, naturalmente, sin juicios de valor externos, sólo internos, que eso no va contigo, que tú no seguirás perpetuando comportamientos que no te definen, que no quieres ser así o hacer tal cosa. Y así vas creando tus propios principios, así vas creando tu propia moral.
Un beso.
LIA.
Coloca Poe al frente de su "William Wilson" la siguiente cita:
"What say of it? what say of CONSCIENCE grim,
That spectre in my path?".
La culpa siempre ha sido nuestra predilecta compañera de cama, ha distribuido nuestro espacio, racionado nuestros alimentos, teñido de gris con su suave pincel los tonos más luminosos, intervenido en todos nuestros relatos, contaminado todas nuestras pasiones. No la quiero más a mi lado.
Buscar la alegría, la nuestra y la de los otros. Hacer lo que se pueda. Mantener una radical honestidad y un radical escepticismo. Acariciarnos.
Meter en cintura a esa parte del cuerpo que llamamos mente y a esa parte de la mente que llamamos conciencia. Está para ayudarnos. Sus ínfulas de tiranuela ya cansan.
Si al menos no fuera tan rastrera, tan facilona, si no se dejara convencer por gurús de la peor calaña, que la emperifollan con sus preceptos y la lanzan a predicar a todas las plazas de nuestro organismo... Si al menos fuera nuestra.
Prefiero la consciencia, con esa "s" sibilina y sensual, la vigilia, el rigor, la valentía.
Al menos esas cosas no huelen a cerrdo.
Estoy con Fernando. La conciencia es un invento, (¡¡ja ja!!). Como el día de San Valentín o el día del Padre o de la Madre.
Gracias a la conciencia de unos, otros viven de p.m. Ja ja!!
En reli me explicaron que había varias clases de conciencia: conciencia laxa, normal y estrecha. Cada una tenía una definición, y claro, a nosotros no nos entregaban la laxa en el momento del reparto, a los cristianos, digo.
Ya en serio, (aunque lo otro no es tanta broma). ¿Qué es conciencia (qué es bueno o malo) en... según qué sitios, sociedades, o modelos aprendidos?. ¿Quien se inventó lo de la conciencia? ¿Quién decía lo correcto a pepito grillo? ¿Y qué fue del pobre de Pinocho?
Saludos
Silvia (una in-conciente) :-))
(ex-anette)
Diógenes dijo:. No hagas a los otros lo que no quieras que te hagan a ti…
y... si es simplemente al contrario....haz a los otros lo que quieres que te hagan a ti...pero nunca lo entienden...¿por qué debo de ser yo el que lleve la iniciativa? ¿Se podría vivir de forma pasiva?... qué me hagan a mí lo que quiero hacerles yo a ellos. O que no me hagan a mí lo que no quiero hacerles yo a ellos.
¿Conciencia? Yo diría educación, costumbres o percepción y aprendizaje...que la conciencia me diga que me tengo que comportar de una forma u otra no me convence, pero la ‘jodía’sí que aparece cuando notamos que algo no lo hemos hecho bien, no porque hay un bien o un mal, sino porque había otras posibilidades y no las tuvimos en cuenta, nos enfadamos con nosotros mismos por no tener el control de la situación y haber despreciado algunas señales, que evidentes, pasaron desapercibidas. No es que obremos mal y la conciencia se abata sobre nosotros y nos haga recapacitar y arrepentirnos de los actos, no, es que la educación recibida no coincide con la naturaleza humana, no aceptamos la moral social ni los valores impuestos, pero tenemos que vivir con ellos.
O..., si no estáis de acuerdo, puede ser que nos falten huecos de aprendizaje por rellenar, y no asimilamos correctamente la educación que se necesita para vivir en sociedad, porque por mucho que nos creamos seres individuales, autosuficientes o especiales y particulares, estamos equivocados. Cada uno es como es por la interacción con el medio, y desde que nacemos vamos conformando nuestro ser dependiendo de lo que nos rodea....y no podemos escapar....jejeje.....así que, cuando aparezca la conciencia darle una patadita cariñosa, porque no somos iguales aquí, que en Sodoma.
besos
Zángano
Hola Zangano...
Esa conciencia de la que hablas podía ser una conciencia social, pero no la única posible. Quizás la búsqueda de la soledad, del aislarse de lo que te rodea, es porque no te queda otra...
En estos casos hay una conciencia sumisa, por... narices, y otra que es la real, la que tu te creas en base a los posos que va dejando la cultura, la educación, las experiencias... el problema viene cuando esa cultura, esa educación, esas experiencias están dentro de la norma, y nos vienen impuestas... es cuando dices, a tomar por saco esa conciencia, quiero ser un in-conciente, ¿a que sí ex-Anette?
Esos gurús de la peor calaña, como los llama Vicktor, son la causa...
Y la búsqueda de cada uno, aquello de lo que habla LIA, es lo que conforma la moral de uno mismo... o eso opino... que no razón he de tener...
Un saludo.
Fernando,
Los que no tienen conciencia son monstruos y el daño que infligen es directamente proporcional al poder que tienen. Y te aseguro que para ellos no hay ningun limite mas alla de lo que le imponen la conciencia del grupo al quien pertenecen.
Snowhite
Hola, Diógenes.
La pregunta era para que me contaras la historia del nombre, pero ya la buscaré. El otro día estaba yo un poco anti-niks, y de Diógenes solo sé que es un síndrome, pero da igual.
Cuando he leído tu entrada he pensado: Éste está peor que yo, pero me he quedado tranquila al saber que era Ricardo.
Me perdono, me perdono y me perdono. Y me propongo ser mejor. Un saludo.
Lola,
Quizas se ha inspirado del filosofo griego Diogenes de Sinope?
http://es.wikipedia.org/wiki/Di%C3%B3genes_de_Sinope
Snowhite
Lola,
Diógenes de Sínope, que no de Laercio...
Inspiración de cinismo, de solitario, de estar cansado con mucha parte del mundo...
De todo un poco...
Un saludo
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